Los baches de considerable profundidad y longitud aparecidos en la avenida del General Sanjurjo en las últimas semanas llevaron al Gobierno local a iniciar ayer la reparación de la calzada en esta vía, cuya remodelación fue inaugurada hace solo quince meses, por lo que se trata de un caso similar al del corredor verde de Orillamar, cuya restauración lleva a cabo ahora el Ayuntamiento. Pese a que la nueva pavimentación se estrenó en febrero de 2011, el asfalto presenta abundantes daños en el tramo comprendido entre la ronda de Outeiro y la glorieta del Mirador de Os Castros. En algunos de los casos, la calzada muestra un hundimiento que sigue el trazado del alcantarillado, que fue renovado durante la transformación de la avenida.

Los trabajos comenzaron ayer por la tarde en la zona más próxima al Mirador, donde uno de los baches reparados estaba muy próximo a la acera, por lo que la grava desprendida por el paso de los vehículos se acumulaba sobre el espacio reservado a los peatones. La profundidad de los baches lleva a muchos conductores a tratar de sortearlos al circular por este tramo de General Sanjurjo, donde solo existe un carril en cada sentido, lo que supone un riesgo para la seguridad del tráfico.

La actuación del Ayuntamiento se produce semanas después de que la asociación de vecinos de A Gaiteira-Os Castros alertara de la presencia de numerosos baches en General Sanjurjo, cuyo tamaño fue incrementado por las lluvias caídas en los últimos días. El colectivo vecinal mostraba su sorpresa por el rápido deterioro del firme en un periodo de tiempo tan corto y exigía su reparación.

La reforma de General Sanjurjo para su conversión en un bulevar comenzó en el verano de 2010 y se prolongó a lo largo de siete meses y medio. El asfalto de la calzada fue levantado por completo y sustituido por una capa nueva, pero meses después de la reapertura de la avenida al tráfico, comenzaron a aparecer baches que fueron ampliándose con el paso del tiempo.

La reparación de los daños surgidos en el pavimento está siendo acometida por el servicio municipal de mantenimiento de vías públicas y no por la empresa a la que se adjudicaron los trabajos, como sucede en la calle Orillamar, donde el Gobierno local ordenó que los desperfectos aparecidos en el enlosado y el adoquinado de esta vía a causa del paso de los vehículos fueran subsanados por la constructora que se encargó de ejecutar el proyecto de corredor verde. En ese caso, el deterioro del pavimento era apreciable antes de que hubiera transcurrido un año desde la conclusión de las obras, por lo que aún se encontraban en el periodo de garantía. Antalsis, la firma que llevó a cabo los trabajos, ya había advertido durante su desarrollo del riesgo de que se produjeran daños en la calzada como consecuencia del tráfico rodado.