-¿Qué retos se proponen para los próximos meses?

-Una de las quejas más repetidas es la congestión del aparcamiento y la escasa urbanización en las calles de Ribeira Sacra y Fragas do Eume. También peleamos para hacer un jardín con el que mejorar el aspecto del barrio y solucionar el problema de las aceras levantadas.

-¿Qué le motivó a asumir las riendas de la entidad?

-Fue una decisión tomada a partir de la unión de exmiembros y miembros de una asociación que llevaba dos años sin funcionar y a la que había que devolver su nivel de actividad. La dejadez de los políticos influyó porque, como nadie les exige, se mantienen al margen.

-¿Cómo piensan hacer resurgir a la asociación?

-Hemos heredado 632 socios de la anterior asociación y necesitamos un local desde el que darle vida al barrio. Barajamos opciones para apoyar al comercio, por ejemplo contratándolos como proveedores en las fiestas o con descuentos para los socios. Los vecinos tienen que invertir en su barrio.

-¿Qué deficiencias notan en su barrio?

-Hay pocas infraestructuras y es necesario elaborar un estudio porque no sabemos si las que tenemos están dando a los vecinos los servicios que deberían.

-¿Cuáles son sus estrategias de financiación?

-Pediremos ayudas para proyectos puntuales pero queremos sobrevivir con nuestros asociados. La dependencia de las subvenciones va en contra de la independencia de la asociación. Si para crear una entidad mayor de lo que necesita el barrio recurrimos siempre al Concello al final quien marca la idea es el que paga. Somos como el pueblo de Fuenteovejuna por pasado y espíritu reivindicativo.