La Fiscalía sostiene que un hombre acusado de haber matado a su hijo de catorce meses al prender fuego, en el municipio de Paderne, a un vehículo dentro del que se encontraba el pequeño planificó el crimen un día antes de que ocurriera y aumentó deliberadamente el sufrimiento de la víctima, una versión que contrasta con la de la defensa, que solicitará la libre absolución del procesado por considerar que este no era consciente de sus actos cuando sucedieron los hechos. El tribunal deberá evaluar ambas versiones en un juicio que comenzará el próximo lunes en la Audiencia Provincial.

El Ministerio público, en su escrito de acusación, recuerda que los hechos ocurrieron el día 2 de octubre de 2010, fecha en la que el procesado y la mujer con la que había mantenido una relación, fruto de la que había nacido el pequeño, tenían un convenio que regulaba el tiempo que cada uno de ellos pasaba con el menor. Ese día, el acusado recogió a su hijo a las 11.00 horas y, según el convenio, debería haberlo devuelto a las 19.00 horas.

El representante de Fiscalía expone que el procesado ya había tomado la decisión de acabar con la vida del pequeño el día anterior, cuando supuestamente planificó el crimen con la adquisición y posterior colocación en el vehículo de la bombona con la que ocasionó la explosión mortal. "El acusado, al saber que al día siguiente iba a estar en compañía de su hijo, ideó el plan de terminar con la vida de este; para lo que adquirió una bombona de gas y la colocó en la parte trasera del vehículo, en el maletero, en el lado izquierdo", relata el fiscal.

El relato del escrito de acusación recoge que el padre, tras colocar a su hijo, atado en la silla, en la parte trasera del vehículo comenzó a circular sin rumbo fijo por determinados lugares del municipio de Miño. Cuando el reloj marcaba las 16.00 horas, siempre según la versión de Fiscalía, el procesado llamó a su exmujer y le dijo que no volvería a ver a su hijo. En una nueva llamada, efectuada supuestamente a las 19.00 horas, el acusado dijo a la madre del pequeño que mataría al niño y que tenía una bombona de gas abierta dentro del coche que haría explotar si se acercaba una pareja de la Guardia Civil.

El fiscal también menciona en su relato que el acusado llevó el vehículo a "un lugar montañoso y apartado de viviendas" con la idea "de ejecutar su acción en un lugar apartado y no ser descubierto". Fue en ese descampado donde ejecutó la acción que llevó a la muerte del pequeño.

El procesado, según la narración del fiscal, se bajó del vehículo y, estando el pequeño atado a la silla, abrió el maletero, abatió el asiento trasero izquierdo y lo plegó para que la bombona quedara justo pegada al bebé. Una vez dispuestos los elementos de esta manera, el padre, supuestamente, abrió la llave de la bombona y la encendió con la mecha de un mechero, comenzando así a arder el vehículo.

El fuego, según hace constar el fiscal, no solo causó la muerte del bebé, sino también la "destrucción del cadáver", siendo la causa del fallecimiento los daños en centros vitales ocasionados por "la exposición a un entorno de alta temperatura". Tanto el elemento utilizado -la bombona de butano- como la forma de ejecutar el crimen llevan al fiscal a manifestar que "el acusado aumentó de forma deliberada el sufrimiento de la víctima".

La Fiscalía solicita que el acusado sea condenado a 25 años de prisión por asesinato con las agravantes de parentesco y de "ejecutar el hecho aprovechando las circunstancias del lugar o tiempo que debiliten la defensa del ofendido o faciliten la impunidad". El fiscal propone además que el acusado indemnice a la madre del pequeño con 300.000 euros.