En la fase más aguda de la crisis del pequeño comercio, uno de sus sectores vive un momento de esplendor que ha llevado a que el número de sus establecimientos haya crecido de forma exponencial en los últimos años. Las tiendas de compra y venta de oro se multiplicaron en A Coruña casi por catorce desde el año 2007, en el que existían cinco locales de este tipo, mientras que en la actualidad están contabilizados 68, según los datos de la Delegación del Gobierno en Galicia.

La presencia de estos establecimientos en la práctica totalidad de los barrios de la ciudad, ya que su implantación no se limita al centro como ocurre con otros sectores, es uno más de los efectos visibles de la crisis, puesto que su proliferación es consecuencia de la necesidad imperiosa de dinero en efectivo que padecen numerosas personas. La Delegación del Gobierno advierte de que este tipo de negocios son "volátiles", puesto que su aparición se incrementa en función de las circunstancias económicas, así como por el aumento del valor del oro en los mercados.

El rápido crecimiento del número de tiendas ha llevado a que sus responsables se hayan agrupado en la Asociación Gallega de Comerciantes de Oro y Plata (Agaco), cuyos responsables asumen que se tratan de "negocios de oportunidad" favorecidos por la gravedad de la crisis económica. Pese a las quejas expresadas sobre la actuación de algunos de estos comerciantes, Agaco asegura que la mayoría de ellos "hace las cosas bien".

No piensa lo mismo el Instituto Galego de Consumo, organismo dependiente de la Xunta, que el pasado mes de agosto publicó un informe en el que apreció irregularidades en el 86% de los establecimientos de compra y venta de oro inspeccionados en la comunidad gallega. "Queremos aumentar la seguridad en las transacciones de los consumidores que acuden a unos establecimientos que proliferan ante la actual coyuntura económica", manifestó Nava Castro, la responsable en aquel momento del instituto, que llegó a comprobar el funcionamiento del 72% de los locales de este sector en Galicia.

Las anomalías que registraron los inspectores autonómicos fueron que el 57% de los establecimientos utilizaba básculas inadecuadas o no identificadas con la etiqueta metrológica M Verde y el marcado CE de conformidad, así como la no exhibición al público de los precios de compra del oro en el 78% de los casos. Otra irregularidad apreciada fue que el 35% de los comerciantes no entregaba el contrato de la compraventa ni ningún documento que acreditase la operación realizada, ya que no contaban con el libro de registro en el que deben anotar las operaciones realizadas en los 15 últimos días o no lo tenían actualizado o sellado por la Jefatura Superior de Policía. La carencia de hojas de reclamaciones fue constatada en el 22% de los establecimientos, mientras que otro 25% no contaba con el cartel que informa de la existencia de estos formularios.

A pesar de todas estas irregularidades, Consumo informó de que las denuncias son escasas y atribuye este hecho al interés de los clientes de estas tiendas por "preservar su intimidad". El organismo aconseja a los consumidores que comprueben que el establecimiento en el que pretenden vender sus objetos de oro está registrado en la Delegación o en la Subdelegación del Gobierno, así como que posee el libro de registro, las hojas de reclamaciones y la información sobre el precio del gramo del metal.

Tras la fase de inspección acometida por la Xunta, se efectuará una revisión de los locales en los que se hallaron deficiencias para verificar si las han corregido. En caso de que se mantengan, los propietarios podrán ser sancionados con multas de hasta 3.000 euros para las faltas leves y de entre 3.001 y 15.000 euros para las más graves, entre las que se encuentran las que afectan a las básculas.