La decisión de la multinacional estadounidense General Dynamics de cerrar la fábrica de armas de A Coruña, lo que motivaría el despido de 177 trabajadores, ha vuelto a poner de manifiesto los problemas de la ciudad y de su comarca para mantener el tejido industrial, que, según habían denunciado instituciones como la Cámara de Comercio, es demasiado débil. Dos profesores de Economía de la Universidad y un líder sindical analizan en este debate las causas de la decadencia industrial en el área metropolitana coruñesa y sugieren medidas para cambiar una situación que consideran preocupante.

J. Sequeiros: A Coruña nunca fue un centro industrial importante, como sí lo puede ser, en el conjunto de Galicia, Vigo. Además, en la comarca coruñesa, los gobiernos locales han apostado desde siempre por el sector servicios y, dentro de ese sector, la rama financiera. Lo que ocurrió es que, en el momento en que el sector financiero se cae, toda la ciudad se cae también. En un contexto de este tipo, el poco sector industrial que hay también desaparece. La industria, hoy en día, también se ve amenazada por la globalización. Hay que tener en cuenta, además, un componente a largo plazo, pues, de la misma manera que la agricultura desapareció o perdió peso al iniciarse el proceso de desarrollo económico, muy probablemente ocurra lo mismo con la industria. Dentro de dos o tres décadas, podemos encontrarnos con que, en toda Europa, el sector industrial es enormemente reducido y que el peso que tenía lo ha recogido el sector servicios. El sector industrial desplazó en su momento a la agricultura y, en una nueva etapa, el de servicios lo desplazará a él. Un ejemplo de esto es una fábrica como la de armas, que forma parte de una multinacional que tiene plantas en todo el mundo y que, ante la caída de los presupuestos públicos y de la demanda de armas, reorganiza su producción de la mejor manera que puede. Me parece que lo que hay que hacer es planificar la defensa de lo que tenemos. Antes de cerrar la fábrica habría que estudiar otras opciones.

J. Carrillo: A fábrica de armas ten capacidade para traballar para o sector civil e, no sector da defensa, aínda hai produtos para seguir facendo. Hai programas a longo prazo, ata o 2020. Hai que comezar a negociar alternativas, como pode ser o cambio de ubicación. A Coruña e a súa comarca demandan dende hai tempo unha industria máis forte. Os sindicatos levamos tempo denunciando o perigo que supón xirar demasiado cara o sector servizos. Eu penso que non se fixeron, no seu momento, os esforzos suficientes para tentar captar industria e agora, en época de vacas fracas, é moi difícil. Nesta comarca, tivemos un problema moi grave, que foi o dos polígonos industriais. Tardaron moito en facerse e os prezos non eran razonables. O de Sabón era o único no que os que alquilaban tiñan despois opción de compra. Dende logo, na Coruña, sempre se apostou máis polos servizos que pola industria. A tendencia, ademais, é que os países fortes de Europa, Alemaña e os nórdicos, se queden coa industria de outros. Todo isto vai a ser a pelexa dos próximos anos e eu penso que hai que plantar cara.

A. Vasallo: Estoy de acuerdo con lo que comentan los dos compañeros de debate. A Coruña nunca se ha caracterizado por tener una industria con un peso importante. A pesar de tener un peso porcentualmente bajo, la industria sí representa un valor añadido muy importante. Aunque aquí se apostó por una ciudad claramente de servicios, en la medida en que cae el consumo por ser la renta disponible menor, es necesario tener algo de industria. También influye directamente la crisis del sector financiero, porque hay un conglomerado empresarial vinculado directamente a él. Dicho esto, es sorprendente que, si una industria como la fábrica de armas tiene aplicaciones para la industria civil, no se busque una salida alternativa. Hay que contemplar posibilidades, a pesar de que, evidentemente, la capacidad de compra del Ministerio de Defensa se ha reducido. Si somos capaces de aprovechar esa mano de obra, ese saber hacer, y conseguir nuevos mercados, es sorprendente que no se haga. No debería ser muy difícil llegar a un acuerdo con General Dynamics para poder comprar sus instalaciones en A Coruña o en otros puntos de Europa. Digo esto porque yo echo de menos una nueva clase empresarial en Galicia, más joven y más dinámica. Es necesaria otra forma de hacer las cosas. Esa es una de las carencias que tenemos en este momento. No tenemos una clase empresarial que tenga ciertas perspectivas de futuro. Todo lo que hay es antiguo.

J. Sequeiros: Lo que yo haría sería hacer un diagnóstico lo más aproximado posible. Es muy probable que lo que está pasando en la fábrica de armas sea un tema de cambio tecnológico. Muy probablemente, todo el armamento y todas las piezas de armas que se están haciendo aquí corresponden a un nivel tecnológico que no coincide con las líneas de crecimiento del sector. Hoy en día, con armas como los misiles de largo alcance, la defensa es más cibernética, más de larga distancia y sin comprometer a los soldados en el cuerpo a cuerpo. Se busca luchar a distancia, como si fuera un videojuego y, en ese sentido, a mí me parece que casi todo el sector en España está, tecnológicamente, un paso atrás con respecto al nivel que hay hoy. Estaba al día en los años 70 y en los 80. Es un sector en el que será difícil competir con los países emergentes. Uno de los principales productores de armas en el mundo es Brasil. Esto no quita que en A Coruña tenemos una fábrica que forma parte de la propia historia de la ciudad y que, desde las instancias regionales y locales, hay que defender minimizando los daños. Creo que hay que exigir a la Xunta que se implique igual que con temas como el de Pemex y los astilleros.

J. Carrillo: Falas do tema das novas tecnoloxías e penso que hai que dicir que na fábrica de armas da Coruña xa se está a traballar con compoñentes de misís e nanotecnoloxía. Temos tres ou catro máquinas moi avanzadas que deberían valer. Sí que hai tecnoloxía punta. Dende a empresa se nos intenta poñer como vagos e maleantes, pero o que dicimos os traballadores é a verdade. Sobre a industria na comarca, penso que os concellos galegos teñen que poñerse as pilas para facilitar a instalación de novas empresas. Hai que darlles facilidades aos empresarios para que se instalen. Unha cuestión que sería importante abordar é a da axilización na concesión de axudas a empresas. Non pode ser que un empresario pida unha axuda para comprar unha máquina, que compre a máquina e que cobre a subvención cando a máquina leva xa dous anos funcionando. Cando se piden as axudas é porque se necesitan para comezar a traballar. O importante é axudar ao que comeza e iso é o que, aquí en Galicia, non temos moi claro. Outro aspecto é o da investigación e a innovación tecnolóxica. En Galicia temos tres universidades con capacidade, bos docentes e laboratorios. Hai posibilidades, o que pasa é que hai que facer políticas agresivas e meterse no mundo da industria. Ao mellor non podemos traer á comarca unha grande fábrica de coches, pero sí podemos crear algo máis pequeno que teña un valor engadido en tecnoloxía punta. Estamos a perder cousas que non fomos quen de defender adecuadamente, pero penso que, a pesares das dificultades, temos a capacidade para facer cousas distintas.

A. Vasallo: Evidentemente, hay que defender lo que hay y desarrollar una política industrial clara de apoyo de determinadas actividades. Cuando hablo de apoyo, no me refiero a las ayudas, que muchas veces no son algo significativo, porque, si la política de ayudas es muy intensa, existe el riesgo de que se preparen muchos proyectos en base a ellas que, luego, desaparecen. En el caso de la fábrica de armas, por ejemplo, debería haberse tenido más cuidado cuando pasó a depender del sector público a depender de la iniciativa privada. Habría que haberle exigido una serie de compromisos a la empresa. De esa forma no habríamos desayunado con la noticia de que, de la noche a la mañana, se cerraba la fábrica. El problema es que aquí llueve sobre mojado, porque estamos ya tan acostumbrados a perder que parece que el cierre de una empresa más no importa. Tenemos que defender mucho más lo que tenemos y tenemos que hacerlo con una política industrial clara y agresiva. Una posible medida sería la búsqueda de un mayor intercambio entre la Universidad y las empresas.

J. Carrillo: Nós tivemos a reunión co alcalde e a que mantivemos cos portavoces de todos os grupos políticos da corporación municipal para buscar unidade política fronte ao que aconteceu, por exemplo, no caso de Pemex. Nós deixamos claro que non queremos que a fábrica de armas se convirta nun tema de confrontación política. O único que queremos e que as administración traballen para que a fábrica se salve. Pedimos que os partidos renunciaran a certas cousas para acadar a unidade, porque entendemos que, se hai unidade, a fábrica pódese salvar. Agora, o que hai que conseguir e que a empresa pare o expediente para que teñamos máis tempo para negociar.

J. Sequeiros: ¿Qué posibilidades tenéis de que eso ocurra?

J. Carrillo: Nós queremos que saia, porque estamos convencidos de que podemos chegar a unha carga de traballo de case un 100%. Din que estamos a un 28%, pero o certo é que estamos entre o 40% e o 50% e ainda podemos estar mellos. O problema é que, dende Madrid, bloquearon iniciativas porque xa o tiñan decidido. Están soltando lastre. Fixeron o mesmo en Murcia e en Palencia. España está a renunciar a un sector de defensa propio e os outros países mantéñeno, xa sexa mediante empresas públicas ou mediante empresas controladas. En España semella que os cidadáns, en vez de ser os propietarios do país, estamos de aluguer.

A. Vasallo: Si hay unos compromisos que no se han cumplido de unos señores que, obviamente, sin margen no han facturado, lo que no se puede hacer es cerrar porque el margen ha caído o no es el deseable. La palabra clara es la viabilidad. Si hay viabilidad, hay instrumentos para que eso llegue a una situación deseable desde el punto de vista económico y social. A lo mejor es el momento de activar el capital riesgo público y, a través de él, solucionar estas situaciones y negociar posiciones estratégicas.

J. Sequeiros: Como comenté al inicio del debate, esto es una situación general que puede compararse con lo que ocurrió en el caso de la agricultura. De la misma forma que, a principios del XIX, toda la agricultura en Europa desaparece por la concurrencia de América, con la excepción de la muy especializada, cambiará la industria.