El abad de la Colegiata de Santa María del Campo, José María Fuciños, cumple 50 años de servicio religioso. Estudió en Roma y fue durante 32 años profesor de religión en el CEIP Salvador de Madariaga. El pasado verano asumió el cargo de abad de los canónigos de Santa María del Campo sucediendo al padre Rafael Taboada.

-Cincuenta años casado con Dios, se dice pronto.

-Sí, se dice pronto. Es más de media vida. Siento mucha satisfacción y alegría por poder contarlo.

-Confiese, ¿ha tenido alguna crisis como sucede en todos los matrimonios?

-La respuesta es no, nada de crisis. He tenido momentos malos, porque en la vida hay momentos buenos y malos. Pero crisis de vocación, pensar en dejarlo, jamás.

-¿Cómo ha ido cambiando la religiosidad de los coruñeses a lo largo de todos estos años?

-Evidentemente hace 50 años la fe se vivía de una forma distinta de cómo la vivimos hoy. La sociedad ha cambiado, la sociología es distinta, las formas de entender la vida son completamente diversas. Yo no sé si esto es mejor o peor. Algunos son muy pesimistas y dicen que aquello era mejor que esto. Yo creo que había de todo. Creo que hoy hay grandes valores, aunque lo que predomine quizás externamente sea lo negativo. Pero lo positivo también está y hay que apreciarlo.

-Lleva ya un año como abad de la Colegiata, ¿cómo valora su trabajo?

-Me llega un poco tarde porque yo ya soy mayor, pero lo hemos cogido con entusiasmo para continuar la labor que hizo durante tantos años don Rafael Taboada, del que soy un indigno sucesor. Hay que continuar y profesar a los coruñeses una gran acogida en la iglesia Colegiata. Es un año de trabajo y esfuerzo, pero muy gratificante.

-Hace un año decía que tener la iglesia llena era la asignatura pendiente, ¿ha aprobado o continúa suspensa?

-Sigue sin darse totalmente la validez que deseábamos. Llenar un iglesia hoy es muy difícil. Yo recuerdo de mis años jóvenes que las iglesias estaban abarrotadas los domingos, la gente incluso no cabía. Las cosas han cambiado. Yo, sin embargo, soy optimista. Creo que los que vienen hoy, vienen más convencidos. Antes los condicionamientos sociales casi te obligaban a practicar la fe, hoy eso ya no existe. Hay menos gente pero es una gente que va porque quiere, nadie les obliga.

-¿Qué proyectos tiene para la Colegiata?

-Seguir ofreciendo un culto lo más grato posible y mejorarlo todo lo que podamos. También tenemos asignaturas pendientes. Tenemos una biblioteca muy buena pero no tenemos espacio, ese es el gran problema. Mi idea sería tener otro edificio donde pudiéramos presentar el archivo, donde está una buena parte de la historia de la ciudad, la biblioteca y los sacramentos sagrados, que son joyas del siglo XVII y XVIII. Hoy están en armarios y nadie los puede ver. Es ese sería el gran proyecto, pero es irrealizable porque nos falta la parte económica. A ver si hay por ahí un mecenas que nos ayude.

-Fue profesor de religión durante 32 años, ¿qué opina de la ley Wert?

-La polémica no es de hoy, viene de muy atrás. Siempre he pensado que si se da una asignatura que no sea evaluable, ¿para qué se da? La religión en los institutos no debe ser una catequesis, es una asignatura y, como tal, son unos conocimientos que uno adquiere a lo largo de unos años voluntariamente. Por lo tanto, no evaluar esta asignatura me parece absurdo. Para eso no tener esa clase. Es mi opinión aunque a lo mejor estoy equivocado.

-¿Cómo ve al nuevo Papa? ¿Comparte los aires renovadores que le atribuyen?

-No lo veo yo solo, lo ve todo el mundo. La gente está encantada con este hombre extraordinario que la providencia nos ha dado. Yo creo que en cada momento hay el Papa adecuado, hubo grandes papas en la historia de la Iglesia, sobre todo en este siglo XX y XXI. Pero el papa Francisco ha encantado, ha encandilado a las gentes de todo tipo. Sus declaraciones son maravillosas, con una cercanía y proximidad que hacía mucha falta. Yo felicito a los cardenales que en cónclave lo eligieron porque es la persona idónea para este tiempo.