Son los bajitos, los pequeñitos, los que parece que no pintan nada, pero que son la base sobre la que se sustenta una zona de la ciudad y las huellas de lo que fue. Son como los Iniesta, Xavi y Messi en aquel primer equipo del Barcelona que armó Josep Guardiola, pero en edificios de A Grela. El colectivo de arquitectos Ergosfera ha realizado un análisis de esas construcciones que, a simple vista, no aportan nada al tejido de la ciudad, pero que, unidas, se convierten en el eje vertebrador que va desde la ronda de Outeiro al centro comercial de la carretera Baños de Arteixo.

Fotografiaron ocho edificaciones de esas que no pasan de las tres alturas (más bajo) y se inventaron un futuro diferente para ellas. Unos entornos en los que hay familias felices que pasean en bicicleta o que sonríen al ver cómo corren sus perros mientras un zepelín las observa desde el aire y también una vida en la que la piel y la mecánica no se diferencian.

Sus montajes fotográficos y su guía de las edificaciones bajitas pero con significado se pueden ver en su web y ahora también en el interior de los autobuses de la línea 11, el que va desde As Lagoas al centro comercial Marineda City. Todo este trabajo está unido a una reflexión previa que lleva al colectivo a pensar que el Plan General de Ordenación Municipal (PGOM) no respeta a estas pequeñas construcciones supervivientes, las que se han quedado a pesar de la afluencia de grandes naves y fábricas y del avance de la industria en la zona.

"El PGOM aboga por la desaparición de estas piezas y las deja fuera de ordenación por cualquier cosa", denuncia uno de los miembros del colectivo Ergosfera, Iago Carro. "La pieza tipo en A Grela es grande y las que estructuran el territorio son las pequeñas, a diferencia de lo que ocurre en otros lugares", comenta Carro.

La intervención en este espacio de la avenida de Arteixo no se cierra con los montajes fotográficos sino que se completa con una serie de propuestas que se pueden abordar desde diferentes planos para mejorar el estado de estas edificaciones casi olvidadas.

Desde el Concello, Ergosfera cree que se podría modificar el plan general para aportarle un poco más de importancia a estas estructuras que, aunque perdidas en el mapa, realizan una función vertebradora, como la del bar que sigue abierto, aunque la zona, en principio no es de paso. Ergosfera cree, por ejemplo, que se podrían meter estos inmuebles en una bolsa de ayudas a la rehabilitación para intentar recuperarlos o bien dejarlos tal y como están y que la naturaleza siga su curso. No solo las instituciones pueden intervenir, para los vecinos y colectivos sociales, Ergosfera también tiene propuestas, como la okupación o la actividad tanto cultural como residencial.

Los arquitectos defienden que, a pesar de que estos ocho edificios no tienen "atributos culturalmente conocidos" y de que sus estructuras son "aparentemente genéricas y al margen de los intereses académicos", son importantes sobre todo para el conjunto y para un futuro en el que la avenida de Arteixo "deje de ser una vía rápida" y se convierta "en una calle", en un lugar de paso y de paseo. "Hablamos de superar el concepto de patrimonio urbano", dice Ergosfera, que defiende la vida que los inmuebles generan.