El Gobierno municipal mantiene todavía el 70% de los símbolos públicos de la dictadura franquista que el propio Ayuntamiento aprobó retirar hace cinco años. En total, en las calles de la ciudad permanecen 25 referencias honoríficas al régimen de Franco o a personajes que colaboraron activamente en el golpe militar de 1936 y en la posterior represión política.

La lista de 32 calles, plazas y placas que acordó retirar el pleno en septiembre de 2009, fue elaborada por una comisión de expertos, designada por el Gobierno de coalición de PSOE y BNG. En ella también se incluían 21 distinciones honoríficas otorgadas a partir de 1936 a protagonistas de la dictadura que, con esa votación, sí fueron revocadas.

La encomienda de este comité, compuesto por seis miembros procedentes del ámbito académico e investigador, era la de seleccionar qué símbolos y calles con nombres franquistas tendrían que ser sustituidos, de acuerdo con los criterios fijados por la Ley de Memoria Histórica que aprobó el Gobierno de Zapatero en 2007.

Las apenas diez referencias que se eliminaron desaparecieron durante el Gobierno de coalición de PSOE y BNG, como fue el caso la placa que exaltaba la sublevación militar del 36 en la plaza de Cánovas Lacruz o el bajorrelieve de madera del salón de plenos de María Pita, que representaba la victoria del bando fascista. En el caso de algunas calles, como la avenida de Alférez Provisional, el Consistorio llegó a aprobar su sustitución por la denominación de avenida do Porto, si bien el cambio nunca llegó a hacerse efectivo. Lo mismo ocurrió con la avenida de General Sanjurjo. Su nuevo nombre de avenida de Oza llegó a lucir durante unas horas en los marcadores de la ciudad en noviembre de 2010, si bien el Gobierno local ordenó rápidamente retirarlas "por faltar un trámite administrativo". Y hasta hoy.

Sin embargo, uno de los casos más paradigmáticos fue el de la estatua de Millán Astray, ubicada en frente al cuartel de Atocha. Después de varios recursos de la hija del militar y de la Asociación de Veteranos de la Legión, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia decidió avalar la decisión de retirar su efigie, el nombre de la calle y la distinción de hijo predilecto de la ciudad.

La familia de Juan Canalejo presentó un recurso de apelación al Tribunal Superior de Xustiza de Galicia contra una sentencia que avalaba la retirada de honores al militar y el cambio de nombre de la calle que lo homenajea en el Orzán. Los descendientes del fundador de la sección local de la Falange Española había presentado un recurso similar en el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 3 aunque, al igual que en el Superior, acabó siendo desestimado.

Esta decisión del TSXG supuso la tercera sentencia en la que ratificaba las medidas aprobadas en el pleno de septiembre de 2009 para retirar los honores a militares franquistas y conspiradores contra la República. Pese al fallo judicial, la calle Juan Canalejo mantiene su placa en la antigua calle del Socorro desde 1938.

Al margen de los distintivos franquistas que inundaban las calles de la ciudad y algunos edificios de titularidad municipal, la aprobación de la Ley de Memoria Histórica también sirvió para que A Coruña perdiese varios de los escudos franquistas que lucían en las fachadas de los edificios propiedad del Gobierno central, y que no fueron incluidos en este informe de la comisión de técnicos. Así, en 2009 se inició la retirada del águila franquista del edificio de Aduana, titularidad del Ministerio de Hacienda, así como los distintivos de una de las fachadas del cuartel de Atocha, propiedad de Defensa.

El incumplimiento de los acuerdos aprobados en el pleno de 2009 podría llevar al Gobierno local a un proceso judicial que le obligue a ejecutar la eliminación de la simbología franquista que todavía reposa en la ciudad. La Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica trabaja en un escrito que iniciaría el trámite judicial en septiembre en caso de que el Ayuntamiento mantenga su actual postura.

Después de tres años sin realizar ninguna modificación en el mapa de calles que recuerdan la represión franquista, el Gobierno local rechaza responder si acometerá alguna reforma en el callejero tras ser preguntado por LA OPINIÓN.

Condenas en otras ciudades

La Justicia intervino en los últimos años contra aquellos ayuntamientos que no cumplían o se demoraban a la hora de actuar bajo la Ley de Memoria Histórica aprobada en 2007. En febrero de este año lo hizo contra uno de los hombres fuertes del Partido Popular contra esta norma, el alcalde vallisoletano León de la Riva. El Tribunal Superior de Castilla y León obligó al Ayuntamiento de Valladolid a elaborar un listado de elementos franquistas que deban ser retirados.

La institución judicial andaluza condenó al Ayuntamiento de Granada a retirar un monolito dedicado a Primo de Rivera en la Plaza de Bibataubín. El consistorio granadino aludía razones artísticas para mantener la estatua, pero la sentencia del Superior dictaminó que el monumento carecía de relevancia patrimonial suficiente para proceder a su protección. En Valencia, la regidora popular, Rita Barberá, rechazó en dos sesiones plenarias la moción que abogaba por retirar la distinción de alcalde honorífico a Francisco Franco hasta que un juzgado de la ciudad obligó a eliminarlo.

El águila de la discordia

El águila franquista que preside la cristalera de entrada al Palacio de María Pita fue uno de los puntos polémicos dentro de la comisión de expertos. Finalmente, y por haber tres votos a favor y tres en contra de su retirada, decidió no tocarse. Los favorables a mantenerla defendían que, más allá de su significación política, tenía un importante valor artístico

La dictadura, hasta en la casa del pobre

Durante la dictadura, fueron varios los bloques de viviendas populares que se levantaron con ciertas denominaciones alusivas al franquismo. En ellas, se instalaron placas que todavía lucen el yugo y las flechas, como en Labañou (en la imagen). En la ronda de Outeiro, se encuentra el conocido como grupo de viviendas Francisco Franco, en honor al dictador.

Un cuadro de regidores

Las paredes de María Pita están presididas por aquellos que tomaron el bastón de mando de la ciudad, como Suárez Ferrín, alcalde depuesto en julio del 36 y fusilado en agosto. Los militares José Fuciños Gayoso (en la imagen, su retrato) y Hernán Martín-Barbadillo se hicieron con su puesto como represores, pero el Concello no descolgó sus cuadros.

Paseo por los artífices del horror

El mapa de A Coruña sigue contando con golpistas, represores, enaltecedores y participantes en la represión y en la Guerra Civil, como los generales Mola (en la imagen, la placa de su calle) y Sanjurjo o el comandante Barja. La comisión da memoria propuso más retiradas, como la avenida Calvo Sotelo, Ponte Anido o Fuente Álamo.