Dice el violinista de la Sinfónica Florian Vlashi que puede saber, casi en los primeros cinco minutos de ver a un niño coger un violín, cómo va a ser su relación con el instrumento durante su vida. Asegura que hay pequeños que, ya la primera vez, consiguen colocárselo "con naturalidad", como si fuese la de arquear los brazos y ladear la cabeza una postura para la que estuviesen destinados. De cuándo fue la primera vez que su hijo Daniel cogió un instrumento no se acuerda bien, pero con una madre violonchelista y un padre violinista era algo "que tenía que pasar".

A los cinco años empezó ya a estudiar música y, doce después, ha debutado con la Orquesta Sinfónica de Galicia, en un concierto, el mes pasado, en el que compartió escenario con su padre. "Fue un momento muy bonito, porque Daniel ya escuchó a la OSG antes de nacer, porque cuando su madre estaba embarazada de él tocó con nosotros", recuerda Florian Vlashi, de origen albanés.

Daniel asegura que verse en el escenario del palacio de la Ópera junto a su padre y sus compañeros, con algunos de los cuales compartió ya proyectos como conciertos de música de cámara, hizo que se cumpliese "un sueño" que tenía "desde pequeño". "Ha sido una experiencia muy emocionante", reconoce, aunque eso sí, también un "reto muy difícil" que volvería , sin duda, a repetir. "Al ver el programa que se iba a trabajar, Festín de Belshazzar, de Sibelius, Poema Divino, de Scriabin, me asusté, y mucho. Me senté delante del atril y no supe por dónde empezar, solo sabía que tenía pocos días para montar unas obras muy difíciles para cualquier orquesta. Las trabajé mucho incluso en las horas que pasé en el aeropuerto de Barcelona esperando el avión hacia A Coruña", explica el joven músico, que estudia ahora en Lyon, donde recibe clases de la violinista Marianne Piketty todas las semanas, la misma con la que empezó a estudiar violín, cuando tenía diez años.

"Además de debutar con una orquesta profesional -bajo la batuta del director titular de la OSG, Dima Slobodeniouk- y de ese grandísimo nivel, lo que lo hizo todavía más emocionante fue el hecho de tocar con mi padre y con los músicos que llevo escuchando cada viernes desde pequeño y también tocar para el público de mi ciudad", resume la experiencia Daniel Vlashi.