"No hay ningún cambio en lo anunciado mientras no haya ninguna comunicación oficial", manifestaron ayer fuentes del grupo estatal mexicano Pemex consultadas por este periódico acerca de la posibilidad de que los recortes que efectuará en sus inversiones afecten a la planta de combustibles que tiene proyectada en el puerto exterior coruñés. "Mientras no se anuncie algo distinto seguimos interesados", aclararon esas mismas fuentes desde México acerca de la intención del gigante petrolero de instalarse en punta Langosteira, al tiempo que aclaraban que el silencio mantenido acerca de este proyecto desde su anuncio en 2012 se debe a que su política es ser "muy cuidadosos para anunciar las cosas solo cuando ya son un hecho" y que hasta el momento "no ha habido todavía nada que anunciar".

En esta misma línea, las noticias publicadas acerca de una supuesta marcha atrás de Pemex en sus inversiones en España "no tienen ningún sustento", ya que la compañía ya citó cuáles son las iniciativas que se verán afectadas por el descenso de la inversión y entre ellas no figuran los proyectos en España. "Lo que ha dicho el director es que los proyectos que ya están iniciados es un sinsentido económico cancelarlos", se remarca desde el grupo.

La compañía ya hizo públicas las líneas mediante las que trabajará para la reducción de las pérdidas sufridas el año pasado, que alcanzaron los 17.900 millones de dólares, aunque desde la empresa se aclara que este resultado negativo es consecuencia de que es la única del sector petrolero que paga sus impuestos en México. A esto se añade que el recorte de inversiones fue decidido por el Gobierno federal a todo el sector público del país, en el que se incluye a Pemex.

La caída del precio del petróleo en los mercados internacionales y la depreciación del peso mexicano con relación al dólar influyó de forma decisiva en las cuentas del grupo en 2014, lo que llevó al Gobierno de ese país a ordenarle que reduzca sus inversiones en 3.660 millones de euros. Pese a que la compañía niega que ese recorte implique la cancelación de su proyecto para A Coruña, por el momento se desconoce si supondrá un mayor retraso para su puesta en marcha, ya que desde el 24 de mayo de 2012, fecha en la que se anunció la intención de instalarse en Langosteira, han sido escasas las informaciones sobre la marcha de esta iniciativa.

La Autoridad Portuaria autorizó el 3 de octubre de ese mismo año a Pemex para construir en el puerto exterior una terminal de graneles líquidos y calculaba que el grupo iniciaría las obras al año siguiente con el objetivo de tenerlas terminadas en 2014 o 2015. Pero ya en mayo de 2013, el presidente del Puerto, Enrique Losada, admitía que no era posible saber el momento en el que se pondría en marcha la actuación que solo era posible estimar que no empezaría antes del final de 2016 e incluso el comienzo de 2017.

Exigencias medioambientales

Losada explicaba entonces que Pemex debía efectuar una amplia tramitación para cumplir las exigencias medioambientales antes de elaborar el proyecto de la terminal, a lo que sumó los retrasos derivados del cambio producido en el Gobierno mexicano y en la propia compañía petrolera.

El proyecto de Pemex para Langosteira preveía ocupar 30.000 metros cuadrados y una inversión de 26,5 millones de euros, a la que se sumaría otra de 30,5 millones para la construcción de un pantalán en el puerto exterior. La planta dispondría de tres tanques de almacenaje de combustibles de 30.000 metros cúbicos cada uno y otro de 10.000 metros cúbicos, así como un edificio de oficinas, y medios auxiliares para la carga y descarga de mercancías.

La terminal se destinaría a la mezcla y almacenaje de gasolinas que Pemex compraría en refinerías europeas y que luego enviaría a México. Esta actividad supondría un tráfico anual de hasta 2,5 millones de toneladas de mercancías.