Las fuerzas de A Coruña quemarán hoy casi cuatrocientos cincuenta kilos de explosivos y dispararán unos 1.300 cohetes, para detener a las fuerzas de la Armada inglesa de sir Francis Drake en la bahía. El combate se espera reñido, pero, al contrario que en 1589, la flota extranjera no conseguirán desembarcar y poner sitio a la Ciudad Vieja.

A las 23.00 horas empiezan los disparos de cohetes desde la finca de los Mariño y las Esclavas, y, tomando otra licencia histórica (el desembarco inglés se produjo en la plaza de Oza) iluminarán el mar ante las playas de Riazor y el Orzán con explosiones a tres alturas.

Este año no se incluirá, como se hizo en algunas de las ediciones anteriores, un tercer punto de fuego desde la playa, debido a un cambio en la normativa de la seguridad, y tampoco se realizarán disparos desde el mar.

El espectáculo se prevé más corto que en años anteriores, con una duración dieciséis minutos y medio. Según explican el pirotécnico encargado de los fuegos, Rafael Castro, de la empresa Rocha-Areas, aunque en otras ediciones el espectáculo se prolongó hasta los 23 o 24 minutos, este año el Ayuntamiento pidió una función "rápida, intensa", y la parte más espectacular se concentrará en la última parte, que prevén ser "apoteósica".

Castro señala que es preferible hacer una función más corta que una que se alargue hasta volverse "monótona", aunque admite que en la disminución de la duración de los fuegos influyeron los "recortes de presupuesto". El coste final será de 21.619 euros, según datos municipales.

Para Rocha-Areas, con sedes en Sada y Paderne, ocuparse de los fuegos de este año supone la recuperación de una tradición. Esta compañía, que lleva en Sada desde 1930, se encargó de los fuegos de la Batalla Naval coruñesa ininterrumpidamente y durante "sesenta años", explica Rafael Castro. La tradición se interrumpió entre los años 2011 y 2014, durante el periodo en el que el Partido Popular estuvo al frente del Gobierno municipal. Durante este periodo la empresa sufrió también un cese de la actividad de su sede de Sada, la pérdida de otros contratos de fiestas y una serie de contratiempos que llegaron a reducir a su plantilla a menos de la mitad. La empresa se encuentra actualmente en fase de recuperación, y ocuparse de los fuegos más importantes de la comarca "ayuda": económicamente, a la hora de dar proyección, y también de forma más inmaterial. "Nosotros somos de aquí", explica el empresario.

A la hora de elegir el material se ha apostado por la pólvora nacional. El 65% del material será español y "de calidad", cuando en la mayoría de los espectáculos, explica Rafael Castro, nueve de cada diez cohetes que se disparan han sido producidos en el extranjero.