Keko (Madrid, 1963) volvió a la viñeta por la puerta grande en Yo, asesino. El guión de Antonio Altarriba y su dibujo lo devolvieron al epicentro del mundo del cómic, ganando el premio de la crítica francesa en Angulema. Este trabajo vuelve con su estilo personal y sus atmósferas pesadas y duras.

-¿Cómo ha sido volver al mundo de la viñeta con Yo, asesino

-Hice más cosas después de 4 Botas aunque fue el que tuvo más proyección. Últimamente es muy difícil vivir de casi cualquier cosa relacionada con el dibujo. Eran con lo que complementaba mi soporte vital y en esto que me llamó Altarriba. Me llamó tras El arte volar y decidió cambiar completamente de tercio, contar la historia de un asesino muy particular. Ha sido mi vuelta por la puerta grande en el sentido que se pueda decir un éxito comercial y de crítica.

-¿Pensó que podría aportar algo a la historia con su estilo?

-Altarriba ya tenía esa idea en la cabeza, tiene la capacidad de visualizar sus historietas. Desde el momento en el que pensó en mí fue trabajar con un traje a medida. Quería una historia con unas atmósferas muy densas. Me sentí cómodo, fue más difícil venderle esta idea al editor. A medida que fuimos entregándole páginas y ya fue entiendo el concepto.

-¿Tuvo alguna referencia para esa combinación de colores?

-Es parte de mi estilo particular. Llevo mucho años haciendo bitonos. He bebido de muchas fuentes tanto en el cómic como en el cine. Más en el cine a la hora de resolver escenarios. Mis referencias son el cine expresionista alemán, esos directores son los que emigraron a Estados Unidos y construyeron la era dorada del cine policiaco americano, llevaron esas atmósferas expresionistas.

-Su trabajo tiene muchas referencias a la cultura popular.

-4 Botas es eso llevado a la náusea. Soy muy aficionado a lo que es la primera mitad del S. XX a nivel estético, las películas y los tebeos. Todo eso lo he cogido, metido en una batidora y se ha convertido en una papilla que tuve que expulsar allí. Fue una especie de exorcismo, necesitaba salir. Me suelen decir que soy muy referencial y posmoderno.

-Le gusta ser historietista, ¿tiene ganas de desquitarse y hacer algo propio?

-Me gusta contar mis propias historias pero también ser vehículo de las historias de otros mientras las haga mías. Admiro a estos dibujantes que nunca han necesitado trabajar con nadie y se bastan solos.