Los ocho acusados de participar, en enero de 2014, en el secuestro del maderero de Cambre de 41 años que permaneció seis días encerrado en una casa en ruinas y un cobertizo, serán juzgados los días 1, 2, 3 y 4 de diciembre en la sección primera de la Audiencia Provincial. Los sospechosos se enfrentan a penas que oscilan entre los 10 y los 13 años de prisión. La Fiscalía, además, reclama que abonen una indemnización a la víctima de 75.000 euros; mientras que la acusación particular exige 200.000. Los procesados planearon el rapto de uno de los hermanos de la familia Diéguez Neira, dedicada al comercio de la madera, con el objetivo de obtener 70.000 euros por el rescate, según sostienen los escritos de calificación sobre los hechos.

El objetivo de los acusados, según la Fiscalía, era el hermano de la víctima. El hombre, confiado, se citó con uno de los cabecillas, quien le informó de que tenía un monte con madera que quería volver. Con esa excusa, logró que el afectado lo siguiese en su vehículo hasta una pista de Aranga, donde lo secuestró a punta de pistola con ayuda de otros acusados. "Lo golpearon con gran saña en la cabeza", relata el representante del Ministerio público en su escrito de calificación. Cuando lo consiguieron meter en el maletero del coche, le ataron los pies y las manos con bridas, le taparon la boca con cinta aislante y le cubrieron los ojos con un gorro de lana. Los acusados lo trasladaron hasta una casa abandonada y en ruinas situada en el lugar de Setefontes, en Palas de Rei (Lugo). Después, decidieron cambiar la ubicación del secuestrado al cobertizo de una vivienda del lugar de Xar, en Lalín, propiedad de un matrimonio de sexagenarios jubilados, retornados de Francia, que vivían con un nieto de 14 años que estaba a su cargo. Ambos se enfrentan a una petición de diez años de prisión por ser cooperadores necesarios para la comisión del delito de secuestro. Los imputados llamaron a la esposa de la víctima para exigirle 70.000 euros a cambio de su liberación. El hombre permaneció durante cinco días en el galpón, que medía unos dos metros cuadrados, hasta que fue rescatado por medio centenar de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Durante los días que permaneció retenido, el maderero se veía obligado "a orinar en una esquina en la que se había depositado serrín y a hacer sus heces en un cubo con agua", según relata la Fiscalía en su informe sobre los hechos. El maderero permaneció durante todo el tiempo con la cara cubierta por un gorro, según destaca el representante del Ministerio público, quien manifiesta que los dueños de la casa le proporcionaron "un colchón sucio y viejo y algo de ropa para taparse". Además, cubrieron los agujeros de la caseta "para hacer soportable el frío".