La autoescuela Sousa ha cumplido 50 años en 2015, pero no lo ha celebrado. La falta de liquidez le quitó las ganas y el pasado 7 de julio la abocó al concurso de acreedores, que solicitó con carácter voluntario. El futuro de la empresa está ahora en manos de un administrador concursal único, mientras su director se marca como plazo "el verano que viene" para que la situación mejore. Tiene esperanzas: desde junio volvieron a tramitarse matriculaciones tras medio año sin admitirlas, ya que desde enero la autoescuela meditó el cierre, tuvo que reducir personal y medios, e inició la fase de preconcurso.

"Estamos funcionando a un muy buen ritmo, mejor de lo que esperábamos y con bastantes matrículas nuevas de alumnos cuyos padres y familiares aprendieron a conducir con Sousa. Se mantiene la actividad, los cursos y las prácticas. La situación es ahora más sostenible", manifiesta con optimismo el responsable de la autoescuela, Constante Cotón.

En esta nueva etapa de supervivencia la empresa ha perdido instalaciones y trabajadores: de los cuatro locales que llegó a tener en la ciudad solo queda uno, el de la calle Méjico; y la plantilla se ha quedado reducida a una decena de empleados -cuatro imparten clases teóricas y prácticas en los coches y uno está a punto de jubilarse-, cuando tenía el doble a comienzos de este año, gran parte de ellos con más de 25 años de experiencia en la misma autoescuela.

"Hemos intentando salvar el centro, incluso descapitalizándolo. La situación, aunque ha mejorado desde julio al haber matriculaciones, sigue siendo difícil y dependemos del administrador, que puede ordenar que cerremos en cualquier momento", admite su director.

La autoescuela Sousa fue uno de los primeros centros de enseñanza en conducción que a finales de los años ochenta decidió bajar los precios de sus matrículas con respecto a las demás escuelas del sector, lo que motivó que muchos coruñeses prefiriesen inscribirse en sus clases. La empresa se fundó hace cincuenta años en la localidad de Baio con dos coches Seat 600, abrió instalaciones en Cee, Coristanco y otros concellos próximos y hace 24 años inauguró su primer centro en la ciudad.