La intensidad acústica que producen los ruidos de la ciudad se visualiza en un mapa estratégico del ruido del municipio que el Ayuntamiento debe actualizar en 2016, de acuerdo con una ley que obliga cada cinco años a evaluar y gestionar el ruido ambiental. El Gobierno local ha sacado a licitación este trabajo que, una vez concluido, se convertirá en uno de los dos elementos de la suma que determinará la creación de un plan de acción contra las perturbaciones sonoras para reducir la contaminación acústica de A Coruña. El otro factor lo constituirán las directrices que salgan del área municipal de Mobilidade Sostible.

Lo que generaba tanto ruido hace cinco años prácticamente lo sigue causando ahora, aunque se advierten "pequeños cambios que a la larga tendrán más importancia", vaticina la edil de Medio Ambiente, María García. La proliferación de coches en la tercera ronda, inaugurada casi por completo en marzo pasado como gran vial de acceso a la ciudad, ha reducido ligeramente la circulación en la avenida Alfonso Molina y, como consecuencia, el ruido derivado del tráfico.

Este es el ejemplo de alteración acústica más claro que apunta el Gobierno local, que también alude, aunque sin concreción, al traslado al puerto exterior de algunas descargas de mercancías que se hacían en los muelles urbanos, la aparición de nuevas urbanizaciones, el cambio de ubicación de algunas zonas donde los jóvenes hacen botellón y la reducción, por la crisis, del uso del coche privado en favor del transporte colectivo.

El Concello dispone de una red de vigilancia acústica a través de siete estaciones de medición de ruidos ubicadas en la avenida Alfonso Molina, la calle Juan Flórez, la plaza del Humor, la plaza de Azcárraga y las zonas del Orzán, Matogrande y Bens, puntos estratégicos en los que se controlan las emisiones de ruido que provienen del tráfico rodado, el tráfico ferroviario y la actividad industrial para conocer de qué manera afectan a la población. Los controles de las estaciones son continuos y se pueden seguir en tiempo real en la página web municipal.

Con las mediciones de día, tarde y noche y a través de unos métodos de cálculo definidos por la emisión sonora de las infraestructuras a partir de las características del tráfico (velocidad de la circulación, porcentaje de vehículos pesados, tipo de pavimento, intensidad media diaria de coches) y por la propagación del sonido, se obtendrán unos datos con los que se actualizará el mapa de ruidos de la ciudad. Otra variante de medición la revelan los niveles límites de ruido ambiental en las fachadas de las edificaciones afectadas.

El ordenamiento jurídico español se ajusta a la legislación europea para determinar que el límite aceptable de decibelios durante el día es 65 y por la noche, 55. Por debajo de los 45 decibelios se considera que la zona en la que se registra la medición es de bienestar; a partir de los 55 el ruido ya empieza a calificarse como molesto para las personas; y por encima de los 85 perturba la tranquilidad de los vecinos y sus efectos ya son nocivos.

El tráfico viario de calles y de carreteras es el foco de ruido ambiental que genera más afección acústica. El mayor porcentaje de población coruñesa afectada está en los intervalos entre 50 y 60 decibelios por la noche y entre 60 y 70 decibelios en los períodos día y tarde. Así quedaba reflejado en la memoria del mapa estratégico de ruido de 2011; la que acompañe el mapa que se actualizará en 2016 mostrará la evolución que experimenta la generación de ruido en la ciudad, y que confirmará los indicios que ahora tiene en cuenta el Gobierno local.

Las avenidas de Alfonso Molina, A Pasaxe, Ejército, parte de las avenidas de Finisterre, Arteixo, parte de las calles Enrique Salgado Torres y Severo Ochoa y la calle San Cristóbal eran -y en gran medida siguen siendo- las vías de entrada en la ciudad con los niveles acústicos más elevados durante el día, como se puede apreciar en los mapas con los que trabajan los técnicos del área municipal de Medio Ambiente según las mediciones de las estaciones. Por la noche los máximos de ruido se reducen considerablemente.

Los tramos urbanos de estas vías concentran una alta intensidad acústica, así como las calles o avenidas de Montserrat, Monelos, ronda de Outeiro, Villa de Negreira, ronda de Nelle, Gregorio Hernández, General Sanjurjo, Primo de Rivera, Linares Rivas, Cantón Pequeño, Marina, Orillamar, Pedro Barrié de la Maza, Juan Flórez y San Andrés.

Con estos mapas se consiguen los valores integrados de ruido de todo un año a partir de las variaciones que experimenta; el nivel de ruido de 2015 servirá para actualizar el mapa estratégico y definir a continuación las medidas contra el ruido, que estarán además estrechamente vinculadas a las políticas municipales de movilidad reforzadas con aportaciones vecinales a través de mecanismos de participación ciudadana.

El PP diseñó cuando gobernaba un plan contra el ruido a raíz de la entrada en vigor en el año 2014 de la ordenanza de protección contra la contaminación de carácter acústico, aunque el documento no fue aprobado ni, por tanto, puesto en práctica. El futuro plan que prevé elaborar el actual Gobierno municipal estará determinado por medidas enfocadas a mejorar las condiciones de movilidad y fomentar la reducción del uso del coche privado, líneas de actuación que ya eran recomendadas en la memoria del mapa estratégico del ruido de 2011 con la que trabajaron los populares para, entre otros fines, dar forma a su propio plan de movilidad.