Un concierto, una exposición, un mitin, un acto religioso y hasta un casamiento, así de variopintas son las solicitudes que entran en el registro municipal para hacer uso de las instalaciones municipales. No siempre se aprueban, claro, porque, en ocasiones, hay unos costes de personal y de energía a los que hay que hacer frente. Hay una ordenanza que fija el precio de algunas de estas dependencias, la sala Nautilus, del Acuario, por ejemplo, supera los 14.800 euros, una visita privada de tres horas a la Torre de Hércules ronda los 400 euros y unos 600 es el precio que hay que pagar por usar la terraza exterior de Castillo de San Antón.