Un vecino de A Coruña fue condenado a dos años de cárcel por extorsionar al dueño de un quiosco de la ONCE situado en Os Mallos. La víctima comenzó a recibir amenazas a finales de 2013, cuando le comentó a un cliente que su madre, que trabajaba como acompañante en un autobús de un centro escolar, sufría "diversos problemas" con las madres y los menores cuando pasaba a recogerlos por el asentamiento chabolista de As Rañas. El cliente no ha podido ser identificado, pero sí un cómplice, que es el que ha sido condenado.

Tras la petición del vendedor, el cliente le respondió que le comunicaría el problema a un clan del poblado. El vecino de A Coruña regresó al quiosco unos días después y le informó de que la seguridad de su madre tenía "un coste", por lo que le advirtió que debía entregarle 600 euros para que no le pasase "nada". El afectado accedió a pagarle porque supuso que con los 600 euros el asunto quedaría zanjado. Su cliente, sin embargo, regresó otras cuatro veces y, tras atemorizarlo, consiguió que le diese 6.000 euros. El extorsionador le exigía el dinero, al tiempo que lo amenazaba con que podía pasarle "algo" a su madre.

El hombre volvió al quiosco acompañado por el condenado y ambos le insistieron en que si no les pagaba le sucedería "algo malo" a su familiar. El procesado se personaba una vez por semana en el negocio o bien llamaba por teléfono a la víctima, quien le dio otros 4.900 euros en diversas entregas. "Tienes que darme dinero, sino ya sabes lo que le puede pasar a tu madre", le espetaba, según consta en la sentencia. El invidente, cansado de las amenazas, se negó a pagarle la última vez que el imputado pasó por el negocio. Además, le reclamó la devolución de los 10.900 euros que había entregado. Durante esos días, el padre del perjudicado le preguntó qué le pasaba y éste le contó lo sucedido. Desde ese momento, su progenitor lo acompañó al trabajo hasta que un día se personaron la hermana y la esposa del condenado, quienes le hicieron entrega a la víctima de 100 euros. Además, le pidieron que no denunciase los hechos. El padre del afectado alertó en ese momento a la policía, que se desplazó al quiosco de la ONCE e identificó a las dos mujeres.

La madre del vendedor de cupones dejó su trabajo en los autobuses escolares en cuanto se enteró de lo sucedido porque temía que le pudiese pasar "algo", ya que su hijo había dejado de pagar.

El procesado alegó durante el juicio que el afectado le entregaba dinero a cambio de mantener relaciones sexuales con su mujer y su hermana. "Las declaraciones del acusado y sus testigos no revisten ninguna lógica y no son creíbles, lo que refuerza todavía más, si cabe, la versión del denunciante", indica el magistrado de Penal 2 en el fallo. El afectado aseguró durante la vista oral que sentía "temor" por lo que pudiera sucederle a su madre y admitió que todavía tiene "miedo" a posibles represalias. El acusado, además de a dos años de prisión, fue condenado a indemnizar a la víctima con 11.000 euros y a pagar las costas del procedimiento judicial.