"Estamos un poco nerviosos, pero ilusionados con este formato". Así arrancaba ayer el alcalde, Xulio Ferreiro, el primer encuentro de Dillo ti, la iniciativa de participación vecinal puesta en marcha por el Gobierno local para someterse "a pecho descubierto" a las preguntas, peticiones y críticas de los vecinos. Más de 200 ciudadanos se acercaron hasta el centro cívico de San Diego. Entre ellos, alguna cara conocida, como los concejales del PP, Rosa Gallego, Roberto Coira y Lucía Canabal, que no intervinieron.

Ferreiro jugaba en casa -es vecino del barrio- y tiró de esta carta en algún momento en los veinte minutos que consumió para exponer su resumen de lo hecho hasta ahora por el Gobierno local. "Los vecinos de esta zona sufrimos la actividad de Repsol, así que habrá que exigirles un poco", señaló para defender la subida del Impuesto de Bienes Inmuebles a las actividades no pesqueras del Puerto.

El alcalde deslizó el trabajo realizado para poner fin a los vertidos a la ría de O Burgo en el municipio, el proyecto de presupuestos presentado por el Gobierno en las negociaciones con el PSOE, la propuesta del Concello para reformar la avenida de Alfonso Molina o el proyecto de renta social municipal.

Acabó su turno y el protagonismo pasó a los ciudadanos. Se solicitaron palabras y más de veinte brazos se levantaron de una tacada frente al alcalde y sus nueve concejales. Una de las primeras intervenciones llamó la atención por el mal estado de las aceras en el núcleo de A Cubela. "Están muy deterioradas y son muy estrechas". Otra, por la falta de aparcamiento tras las obras de reforma en la esquina entre la avenida da Concordia y avenida da Pasaxe.

Los concejales y el alcalde tomaban nota de las peticiones y respondían a ellas después de escuchar cada bloque de preguntas. En una, fue protagonista la piscina de O Castrillón, para la que una vecina pedía celeridad en su ejecución. El concejal de Rexeneración Urbana e Dereito á Vivenda, Xiao Varela, explicó su intención de revisar el proyecto diseñado por el anterior Gobierno -"aquello parecía más una nave de un polígono industrial", señaló- y de mejorar las zonas de estancia exteriores.

Su área fue una de las más mencionadas por los vecinos, que tanto pedían colocar bolardos en la calle Buenavista para impedir el estacionamiento ilegal de coches sobre la acera como que las escaleras mecánicas de Maestro Clavé vuelvan a circular en sentido descendente. "Estamos trabajando para que así sea", afirmó el edil.

El baño de realidad también salpicó a la gestión de los centros cívicos -para los que pidieron restablecer un curso de artesanía-, o al "mal servicio" de la ayuda a domicilio. La concejal de Xustiza Social e Coidados, Silvia Cameán, reconoció que el Concello había detectado incumplimientos por parte de Clece, la concesionaria de este servicio municipal, y que había comenzado la elaboración de un informe sobre los mismos.

El Gobierno también hizo autocrítica ante las quejas de una vecina que denunciaba la poca agilidad a la hora de a conceder licencias de apertura a nuevos negocios. "En esto hay que espabilar, sí, y lo estamos a haciendo", afirmó Ferreiro.

Otra joven levantó los aplausos de algunos asistentes al reclamar al Gobierno la creación de nuevas rutas para el bus universitario, evitando que los vecinos de barrios como Os Castros tuviesen que desplazarse hasta el centro. El concejal de Mobilidade Sostible, Daniel Díaz, informó de que, en los planes del Ejecutivo de reformular la red de rutas, este cambio no se prevé y apostó por mejorar el transbordo con las paradas por las que ya pasa esta línea universitaria. "Se intentó crear varias rutas por barrios y no acabó cuajando", manifestó Díaz.

La naturalidad con que algunos vecinos están asumiendo el cambio de nombres en el callejero quedó reflejada por el hecho de que varios de ellos, todos mayores, aludieron a la antigua avenida de los Caídos como avenida da Concordia, el nuevo nombre que el Gobierno dará en las próximos semanas en cumplimiento de la ley de memoria histórica. Los cambios de nombre en otras calles a final de 2015, sin embargo, recibieron el reproche de una comerciante, que lamentaba que la documentación encargada para 2016 incluía la antigua designación. "Se mantendrá una placa con el nombre antiguo y estoy seguro de que no habrá problema", afirmó Ferreiro.

El encuentro acabó y las manos continuaban en alto, con gente pidiendo un par de segundos para hacerse oír. Cuando los micrófonos se apagaron, algunos salieron por la puerta al tiempo que otros se acercaron al alcalde y al resto de ediles del Gobierno para trasladar aquellas preguntas para las que no había habido tiempo.

El BNG se mostró especialmente crítico con este Dillo ti, que tachó de "digno heredero de las épocas del vazquismo". "Estas actividades, muy bien envueltas en publicidad y mercadotecnia, no concretan en ningún caso mecanismos de participación", afirmó. El PSOE ya había censurado este formato el viernes.

Dillo ti echó a andar ayer y los planes del Gobierno son que continúe celebrándose en diferentes barrios cada final de mes. Los próximos encuentros están programados para el 27 de febrero en Palavea y el 2 de abril en el centro cívico del barrio de Os Mallos.