Durante el cautiverio, los imputados llamaron a la mujer de la víctima para exigirle un rescate de 70.000 euros, le enviaron mensajes amenazantes al móvil e, incluso, le dejaron una carta escrita por su marido en el buzón de su casa en la que le detallaba las condiciones en las que se encontraba -en un galpón de dos metros y sin comer-. La esposa del empresario les respondió que solo tenía 15.000 euros, ante lo que le contestaron por mensaje a su móvil: "Son 70.000, si solo tienes 15.000, guárdalos para el entierro".