El Gobierno de Marea reformulará este año el servicio de talón restaurante, una subvención de menús equilibrados para personas mayores de 65 años con determinados ingresos y suficiente autonomía para salir de su domicilio por el cual entrega talones con un valor de 3,56 euros para utilizar en establecimientos de comidas.

La edil de Xustiza Social, Silvia Cameán, señaló el lunes en el pleno que la intención de su departamento es devolver a esta ayuda "su objetivo originario, el de servir de puente entre el servicio de comida a domicilio y el de ayuda a domicilio". Esa reformulación requerirá una inversión presupuestaria de 600.000 euros, según recoge el proyecto de las cuentas de este año en el que el Gobierno local ha incorporado propuestas del PSOE y el BNG. "Un programa de prevención social jamás se debió convertir en asistencialista", justifica Cameán.

El grupo municipal del PP informó ayer de que el Gobierno local no paga el talón restaurante desde noviembre, lo que supone que unos 150 locales de pequeños hosteleros lleven cuatro meses sin cobrar. La falta de pago, advierte el PP, podría provocar la renuncia de algunos negocios y que sus usuarios dejen de acudir. El servicio supone un gasto de entre 38.000 y 40.000 euros mensuales, señalan los populares.

El grupo del PP también alertó de que están paralizadas las ayudas para el bonotaxi que beneficiaban a alrededor de 150 coruñeses, y cuyo objetivo es facilitar a las personas con movilidad reducida el uso del taxi con apoyo municipal. El concejal Miguel Lorenzo informó de que durante el anterior Gobierno esta ayuda se tramitaba con una convocatoria a finales de año para permitir que el 1 de enero ya se pudiese solicitar y cobrar, y que en la actualidad no hay ni un euro consignado ni subvención tramitada, por lo que los usuarios están a la espera de poder utilizar el servicio. El Ejecutivo no ha informado sobre la convocatoria actual del bonotaxi.

Lorenzo añadió que el Gobierno de Marea ha dejado sin ejecutar el 18% de las ayudas de emergencia social del año pasado, por lo que reclamó al alcalde, Xulio Ferreiro, "menos palabras y más gestión".