Desde el pasado viernes día 8, después de las once de la mañana se hace el silencio en la Marina. Los coches y furgonetas de reparto acaban de descargar y cargar mercancías ante comercios y cafeterías y restaurantes y se marchan de la zona comprendida entre Puerta Real y el edificio de la Autoridad Portuaria. Por ese tramo solo pueden circular ya autobuses, taxis y vehículos de residentes en la avenida de Montoto. El paso está vetado a todo coche privado. Esta restricción permanente, prevista en el proyecto del túnel de la Marina y la reurbanización de la superficie diseñada en el mandato anterior, ha provocado en la primera semana que la circulación rodada descienda un 75%, según los datos que recogen los sensores instalados por el Concello.

El jueves 7 de abril fue el último día completo en el que la Marina permitió el tráfico libre a todos los coches y motocicletas, casi una semana después de que entrara en servicio el último tramo subterráneo de la infraestructura, el ramal de O Parrote, que abrió el día 1. Pasaron por la zona 12.885. Desde las 11.00 horas del día siguiente solo puede hacerlo el transporte público, los automóviles de los vecinos y las bicicletas; también podrán hacerlo vehículos especiales con permiso, como los de mudanzas o los servicios sanitarios.

El viernes circularon entre Puerta Real y la sede portuaria 6.300 coches autorizados, un 51% menos que el día anterior. Entre el jueves 7 y el jueves 14, cuando transitaron 3.191 -es decir la primera semana de restricción-, han pasado un 75% menos de vehículos.

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Los datos del Ayuntamiento revelan que el impacto de la limitación del tráfico en superficie que culmina el proyecto de transformación urbana de la Marina y entierra casi definitivamente el tráfico fue muy significativo desde que las señales y los agentes policiales comenzaron a desviar los coches frente a la Autoridad Portuaria en un extremo y junto al jardín de San Carlos en otro. El sábado 9 pasaron por la zona 2.300 coches menos que el día anterior, 3.987. El volumen de vehículos fue disminuyendo día a día hasta los 3.191 de este jueves.

Los registros municipales muestran que de momento es ligeramente superior el tránsito de vehículos con autorización que circulan por la Marina en dirección a Puerta Real que los que lo hacen en sentido contrario hacia el Obelisco: 1.702 frente a 1.489 el jueves, tendencia que se repitió con cifras más altas, por ejemplo, en la semana previa a la restricción.

El Concello puede hacer un seguimiento continuo de la presencia de coches en la zona de paso limitado y preferencia peatonal en la Marina a través de los sensores instalados el mismo día del cierre a los vehículos privados, pero no entre Puerta Real y el paseo de O Parrote. No hay control por ahora en ese espacio, por el que solo pueden pasar residentes en el paseo de la Dársena hacia o desde sus garajes y conductores que salgan del aparcamiento subterráneo de O Parrote por el acceso de Puerta Real en dirección al castillo de San Antón, además de buses y taxis.

El inicio de la restricción del tráfico en la superficie de la Marina ha causado algunos trastornos a conductores de turismos privados que habitualmente pasaban por la zona, sobre todo los primeros días, ya que al tener cortado el acceso tienen que desviarse hacia el túnel de la Marina o hacia calles interiores como San Andrés y el paseo marítimo. En uno y otro caso deben dar la vuelta si se dirigen a Puerta Real, pudiendo acceder al paseo por Rúa Nueva pero retrasándose hasta accesos a Linares Rivas para dirigirse luego a los túneles.

Los cambios han liberado además mucho tráfico en los seis carriles de Los Cantones, donde el Concello estudia qué uso darle a tanto espacio. Al no poder acercarse ahora a la Marina los coches privados son más frecuentes los atascos en la plaza de Ourense y Juana de Vega.