Hércules de Armamento, la empresa concesionaria de las instalaciones de la fábrica de armas, sigue sin producir material bélico a pesar de haber repuesto el servicio de vigilancia en la factoría, cuya marcha por impago a la empresa que lo prestaba motivó la retirada por el Ministerio de Defensa de la autorización para elaborar estos productos. El ministerio confirmó a este periódico que la firma ha restablecido la presencia de guardas jurados en las instalaciones, pero que todavía no le ha solicitado un nuevo permiso para producir armas, trámite al que debe seguir la realización de comprobaciones, de cuyo resultado dependerá el otorgamiento de la autorización.

Defensa prohibió el pasado 25 de noviembre a Hércules de Armamento que continuara elaborando material con fines militares ante el abandono del complejo por parte de la compañía de seguridad, a la que se le adeudaban cuantiosas cantidades. El director de la factoría, Ramón Mejuto, restó entonces importancia a la decisión del ministerio porque, según sus palabras, esta línea de productos suponía solo el 20% de su facturación.

Pero solo unos días después, el 1 de diciembre, Mejuto compareció ante los medios de comunicación rodeado de todos los empleados de la fábrica para asegurar que la empresa recuperaría la producción de armas en cuanto contase con un nuevo servicio de seguridad. El directivo admitió entonces que los trabajadores no habían percibido todos los emolumentos prometidos pero negó que el futuro de la empresa estuviera en peligro, ya que aseguró que disponía de contratos para productos de uso civil que garantizaban su continuidad.

Cinco meses y medio después de aquella comparecencia, Hércules de Armamento se mantiene al margen de la producción militar y se desconoce si pretende retornar a ella, a pesar de que si no la recuperase Defensa podría retirarle la concesión para el uso de la fábrica. Mejuto atribuyó en diciembre las dificultades económicas de la empresa a la actitud del exalcalde Carlos Negreira y al antiguo comité de empresa de la factoría, cuyos miembros acampan a diario frente a las instalaciones desde que una parte de la plantilla fue despedida.

Según el director, tanto el político que promovió la búsqueda de una alternativa al cierre de la fábrica como los que fueron representantes sindicales de UGT impiden que la compañía disponga de nuevos contratos, aunque no aclaró en qué forma intervienen para conseguir ese objetivo. Los empleados despedidos se concentran cada semana ante la Delegación del Gobierno para exigir a las autoridades que investiguen las irregularidades que según ellos ha cometido Hércules de Armamento, ya que consideran que son motivo para que se le retire la concesión de las instalaciones.