-A muchas personas les parece un espacio demasiado vacío. ¿Estamos desacostumbrados en las ciudades a espacios tan amplios?

-Teniendo en cuenta el agobio que tiene la Ciudad Vieja, no creo que esté mal la compensación de percibir el frente costero con una cierta amplitud. Yo creo que es mejor vivir ese espacio y acostumbrarse a él, ya que tiene la ventaja de que te permite hacer de todo. En ese espacio pueden pasar miles de cosas, porque hoy en día tenemos medios técnicos que nos permiten montar en tres cualquier cosa. Quedémonos con esa libertad, porque si instalamos cosas y luego queremos hacer allí un gran espectáculo o una gran reunión, no vamos a poder. El espacio del que pueden disfrutar las personas es muchísimo mayor del que había, porque antes el 80% de esa superficie era asfalto. Es posible que se pudieran haber hecho mejor algunas cosas, pero lo más importante está conseguido, que era recuperar ese espacio para la ciudad.

-¿Qué le parece la decisión del Ayuntamiento de suprimir las cafeterías proyectadas?

-Yo diría que las cafeterías van a aparecer por sí solas, porque es lógico que la gente se siente en algún sitio, por lo que aparecerán terrazas. Pero todo lo que sea compatible y flexible me parece que es posible, mientras que construir cosas permanentes hay que hacerlo con mucho cuidado. Las que se preveían en el proyecto eran dos pequeños pabellones acristalados que pretendían recuperar los huecos dejados por los antiguos edificios que había en el lugar. Pero no me parece mal la decisión de que no se construya nada, pero sí me parece posible que se instalen cosas que se pueden poner y quitar.