El Sporting Club Casino fue el escenario ayer de la entrega de los premios Traxectoria do Comercio Galego, que este año incluyeron entre sus galardonados a los establecimientos coruñeses Pilar y Carmen, Mustang, Muebles Villas, Otero Moda Hombre, Calzados Yolanda, Novedades Vázquez, Cristalería El Reflejo, Muebles Galicia y Ultramarinos El Riojano.

Este último negocio fue fundado en la calle del Orzán en 1896 por un comerciante originario de La Rioja que años más tarde se lo traspasó a un coruñés. En los años veinte, el establecimiento pasó a manos de la familia Anidos, que ahora lleva tres generaciones al frente de uno de los comercios de alimentación más tradicionales de la ciudad.

"Es un honor y un orgullo seguir al frente de un establecimiento" con 120 años de antigüedad", comenta Isabel Anidos, la actual responsable de El Riojano, quien destaca no obstante que para mantener la actividad en estos tiempos "hay que hacer muchos números y discurrir mucho para hacer frente a la situación y a la competencia".

Anidos menciona a las grandes superficies comerciales como el rival contra el que establecimientos como el suyo se ven obligados a competir, para lo que tratan de marcar la diferencia "con el trato personal y la calidad de los productos". Y entre todos los que se venden en El Riojano, la estrella es el bacalao, según admite Anidos, cuyos clientes le dicen que el se vende allí "no se encuentra en otra parte y que vienen aquí porque es el mejor".

Pero además de bacalao, el local vende también vinos, licores, conservas, embutidos y frutos secos que en muchos casos es complicado hallar en otros lugares. "El otro día por la tarde había una señora de Arteixo esperando a que abriéramos para comprar almendra molida, porque no la encuentra en otro sitio", explica Isabel Anidos, que cita también el anís escarchado entre los productos que los clientes acuden a buscar a su establecimiento. "Procuramos tener cosas que no son fáciles de encontrar, por lo que nos dicen que somos un delicatessen, pero también tenemos cosas que se venden todos los días, como fruta, leche, pan, por lo que también somos el ultramarinos de toda la vida", explica su propietaria acerca del peculiar carácter de esta tienda, que ya forma parte del acervo de la ciudad.