Después de tres meses consecutivos pagando a los proveedores en menos de los 30 días que establece la ley reguladora de las haciendas locales, el Ayuntamiento superó ese límite al cierre de abril y de mayo, en los que tardó en pagar 33,32 y 35,06 días, respectivamente.

Los últimos registros suponen no solo un cambio de tendencia en el cumplimiento del Concello con sus principales abastecedores, también un regreso a la dinámica que siguió entre julio y diciembre del año pasado, un periodo en el que llegó a superar la tardanza por encima de los 48 días.

El máximo tiempo que empleó el Concello fue el de noviembre, 48,69 días; en diciembre bajó a 41,63 y a partir de enero lo rebajó a 24 y 15 días, mientras que en marzo subió a 27 aunque aún por debajo del plazo máximo marcado por la ley.