"Ahora le toca a San Andrés", reclamaba hace ahora más de cinco años el presidente de Zona Comercial Obelisco, Antonio Amor, sobre la reforma de esta calle, ya que anteriormente habían sido remodeladas Rúa Nueva y Orzán. La demanda de los comerciantes tenía razones fundadas, puesto que si San Andrés había sido en el pasado uno de los ejes comerciales de la ciudad al que perjudicó de forma notable la competencia de las grandes superficies, la crisis económica no hizo más que profundizar esa caída, por lo que en aquel momento se contabilizaba una treintena de establecimientos que habían echado el cierre.

Pasear por San Andrés en aquel momento suponía la contemplación de una sucesión de escaparates vacíos, lo que animó al Gobierno local del momento, presidido por Javier Losada, a poner en marcha un proyecto para hacer más atractiva esta calle y contribuir así a la recuperación de su vitalidad económica. La iniciativa consistía en la supresión de las aceras para dejar el pavimento a un solo nivel, aunque diferenciando la zona reservada al tráfico con un adoquinado que redujera la velocidad de los vehículos.

El objetivo era dar prioridad a los peatones ampliando el espacio para el paseo, que se potenciaría además gracias a un tráfico más calmado. A estas actuaciones se uniría la instalación de nuevos equipos de iluminación, la renovación de las canalizaciones del saneamiento y de pluviales, así como del mobiliario urbano.