Los técnicos de la Empresa Municipal de Aguas de La Coruña (Emalcsa) prevén presentar en septiembre el plan de viabilidad económica de la Empresa Municipal de Vivienda, Servicios y Actividades (Emvsa), filial de la anterior. Esta iniciativa está justificada por las elevadas deudas que soporta la compañía, de casi 7 millones de euros entre la que corresponde a las entidades financieras y la procedente de los créditos que le proporcionó Emalcsa.

Según la empresa, esta carga financiera está motivada por las cuantiosas inversiones que se realizaron en el pasado, entre las que figura la puesta en marcha del servicio Bicicoruña y la adecuación de las instalaciones deportivas de la fábrica de armas, de cuya gestión se encarga. A pesar de la cuantía de la deuda, Emvsa asegura que su sostenibilidad económica "no está en peligro", ya que cuenta con "recursos suficientes" para el mantenimiento de todas sus actividades, entre las que además de las mencionadas se encuentran la conclusión de las obras del polideportivo de O Castrillón, así como la gestión de los aparcamientos de Matogrande, Sagrada Familia, Oncológico y As Conchiñas.

La empresa municipal también trabaja en la adaptación del Plan de Especial Protección y Reforma Interior del casco histórico, así como en la gestión del cobro de las multas de tráfico del Ayuntamiento. Pero a estas actividades, el Gobierno local añadió a finales del año pasado el desarrollo de un programa de vivienda social para la prevención de la marginación, ya que Emvsa nació en 2006 como empresa municipal de vivienda pero desde esa fecha no impulsó la construcción de ni una sola residencia.

Cuando el alcalde, Xulio Ferreiro, anunció esta modificación de los fines de Emvsa, explicó que el objetivo es convertirla en una "verdadera empresa pública de vivienda", para lo que se proyectaba que trabaje en la oferta de viviendas para los colectivos en riesgo de exclusión, así como que actúe como oficina de mediación y asesoramiento sobre habitabilidad.

En esa política se inscribe el proyecto municipal que prevé construir un centenar de viviendas sociales en el parque ofimático y que se destinarán a jóvenes y personas con dificultades para acceder a una residencia. Estos pisos, que se levantarán en suelo de propiedad municipal existente en ese polígono, serán además de características bioclimáticas, para efectuar un mejor aprovechamiento de la energía.

Los resultados económicos de Emvsa durante 2015 volvieron a arrojar pérdidas, que en ese ejercicio fueron de 193.129 euros, según los datos facilitados por la propia empresa que en 2014 había conseguido variar la tendencia de los últimos años al obtener unos beneficios de casi 85.000 euros. Hay que remontarse a 2010 para encontrar una cifra negativa mayor que la del año pasado, ya que entonces fue de 197.000 euros, aunque desde entonces la compañía había ido reduciendo sus pérdidas.

Esta situación, junto con su elevado endeudamiento, llevó a Emvsa a plantearse la aplicación de una "reestructuración", según figura en la memoria de actividad del año pasado, en la que se justifica esa iniciativa ante las "difíciles económicas actuales". El objetivo de esa operación sería generar "ahorros y sinergias" que hagan posible acometer nuevos proyectos y mantener los servicios que presta la empresa, aunque finalmente sus responsables descartaron llevar a cabo una reestructuración y optaron por elaborar un plan de viabilidad que será presentado en la próxima reunión del consejo de administración.

Durante el proceso de gestación de Emvsa, hace ahora diez años, el Gobierno local presidido por Javier Losada proyectó inicialmente la creación de tres filiales de Emalcsa que operarían en la gestión del suelo municipal y la promoción de viviendas públicas, la promoción de aparcamientos subterráneos y la gestión de las instalaciones deportivas del Concello. Pero este planteamiento acabó por ser descartado y se puso en marcha una sola compañía, que en principio tendría la promoción de viviendas municipales como principal función, aunque con el paso del tiempo se le fueron añadiendo misiones acabaron por convertirla en una empresa de servicios.

Bicicoruña, que obliga a Emvsa a efectuar elevados gastos para mantener el alquiler de bicicletas, es uno de los mayores lastres que arrastra, ya que los ingresos que obtiene por este servicio son reducidos debido a que el beneficio económico no es uno de sus objetivos, sino el de la promoción del uso de estos vehículos en la ciudad.