"El verdadero heroísmo consiste en convertir los sueños en realidad y las ideas en hechos", con esta frase de Castelao, la deportista olímpica Sofía Toro daba los últimos coletazos del pregón con el que, ayer, inauguró las Fiestas de María Pita. Su discurso reivindicó el mar como medio de vida, como lugar para el deporte y el sacrificio, para la diversión, pero también como elemento forjador de carácter, como seña de identidad de lo que es ser de A Coruña y haber respirado salitre desde pequeña.

"Creo que Sofía Toro no habría llegado hasta donde llegó en este deporte [la vela] si no hubiese nacido aquí, en esta ciudad atlántica, donde todo está marcado por el mar que nos rodea", explicó la regatista, que en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 ganó un oro.

Recordó aquellos días "los más felices" de su vida, pero también los que no lo fueron tanto, los que iba tachando en las hojas del calendario durante los cuatro años de preparación para la cita con el podio, y agradeció a su hermano Jano por ayudarla a "cumplir el sueño" que tenían desde pequeños, el de "desfilar juntos" en la inauguración de unas Olimpiadas.

Toro, que nació en agosto de 1990, cuando la Tall Ships Races volvía la ciudad, recibió el aplauso del público al recordar que "el mar no es un vertedero" y al reconocer el "trabajo" y el esfuerzo de todos los deportistas, olímpicos o no, que se enfrentan a los reveses de la vida, como Javier Gómez Noya, que no podrá ir a Río tras haberse lesionado. Ovacionó el público también a Sofía Toro cuando se acordó de las "María Pita del deporte", de las mujeres que luchan contra la desigualdad y que son campeonas a diario. Y le deseó suerte al atleta paralímpico coruñés Alberto Seoane y a sus compañeros. "Ellos son el ejemplo de que esta es una tierra de deporte donde no existen disciplinas minoritarias y donde las bases se cuidan con mimo. Pidió voluntad para encontrar la "potencialidad" de cada uno, para poder cumplir sueños y fortaleza para vencer al sedentarismo, que atenaza a esta generación y a las que han de venir. Y pidió, ya como penúltimo favor, que los cientos de personas que acudieron a María Pita a verla y a agradecerle su medalla de oro, que entonasen la canción que marca el inicio de las fiestas, el Vivir na Coruña que bonito é. De A Coruña dijo el alcalde, Xulio Ferreiro, que era "fiestera, luchadora, náutica, deportista y campeona", pero también una ciudad que aspira a que "las mujeres ocupen el lugar que merecen".

Tras el pregón, pasadas las diez y media de la noche empezó el concierto del brasileño Carlinhos Brown, un guiño a los Juegos Olímpicos, pero también a la lusofonía, a las "familias hermanas" que son las tierras de Galicia y Brasil, como aseguró desde el escenario el cantante. Abajo, en la plaza, le acompañaron con palmas, agitando los brazos y cantando -sobre todo los temas del proyecto de Tribalistas, como Já sei namorar- unas 24.000 personas, según indicaron ayer fuentes municipales. "Es un honor servirles, estar aquí en un día inolvidable, en el que toda la ciudad celebra la vida de una heroína, María Pita", dijo Brown, tras cantar sus dos primeros temas y después de que el suelo de la plaza se hubiese inundado de plásticos de colores, que hicieron el efecto de una lluvia multicolor. Cantó, bailó y llenó la plaza de ritmos de fusión y percusiones llegadas desde la otra orilla. Muy cerquita del escenario algunos aficionados mostraron pancartas con la leyenda Fóra Temer, en referencia al presidente de Brasil.