Dice Edu Ruiz Figols que, al principio, fue "reacio" a enrolarse en el barco Lord Nelson, no sabía mucho sobre qué se hacía en la competición de grandes veleros, así que, cuando decidió decir que sí a vivir la aventura de navegar de Cádiz a A Coruña en la embarcación, se lo tomó "como un trabajo de dos semanas, en el que iba a hablar inglés" y en el que iba a aprender cómo se maneja un barco en alta mar. Dice que lo que se encontró es "mucho más", tanto más "que no se puede describir con palabras", que solo se entiende si se vive.

Son cuarenta personas que conviven en un espacio reducido, que dividen las tareas y el horario en cuatro turnos, que se encuentran con temporales, con días de sol en medio del océano, con ciudades que no conocían y esquinas del mundo de las que apenas sabían que existían. Así, según cuenta la capitana del navío, Barbara Campbell, "lo que no pueden hacer unos por sí solos lo hacen en equipo", explica. Y es que, el Lord Nelson es un barco construido específicamente para que puedan navegar en él personas con diversidad funcional. Solo otro barco en el mundo, su gemelo Tenacious, cuenta con las mismas prestaciones, y ambas embarcaciones participan en la Tall Ships Races, por lo que están atracadas desde el miércoles en el muelle de Transatlánticos.

"Tenemos una brújula que habla para que las personas ciegas puedan saber los grados a los que va navegando y cambiar el rumbo", explica la capitana, que tiene casi 18 años de experiencia a sus espaldas como capitana de navío, catorce de ellos, a bordo del Lord Nelson, de ese barco que tiene, en todas las esquinas y paredes, unas cuerdas a las que poder agarrarse cuando falta el equilibrio.

Todos los miembros de la tripulación trabajan para lograr el buen funcionamiento del barco, así que, entre todos, limpian, cocinan, atan cabos, cuidan las velas y, en ocasiones, "suben a los palos", si hace falta, sacando lo mejor de cada uno. Además de la brújula, el Lord Nelson tiene otros "pequeños detalles" que lo hacen accesible para todo el mundo, como plataformas elevadoras que salvan a las sillas de ruedas de las escaleras, o un lavabo que se sube y se baja con solo accionar un botón, y unos anclajes metálicos que hay en la cubierta. "Es para cuando hay mucho balance, para que las sillas no se muevan", comenta Barbara Campbell.

En los camarotes hay literas y catres deshechos. "La de abajo es para las personas con movilidad reducida y, la de arriba, para otro compañero. Así se pueden ayudar", cuenta la capitana.

Dice Edu Ruiz Figols que, a bordo, solo se habla inglés, porque es necesario que todos se entiendan y que se comuniquen para lograr ese objetivo común que tienen de llegar a puerto. Entre la tripulación hay dos mongoles, hay ingleses, irlandeses, escoceses y un español, que es él y, aunque fuera del barco o en la intimidad puedan expresarse en otras lenguas, cuando están juntos tratan de usar el inglés.

La experiencia de recorrer el mundo en un velero y participar en una regata engancha, lo ha confirmado Campbell con algunos de los miembros de su tripulación, ya que, al menos tres se han embarcado en la Tall Ships Races en más de seis ocasiones, uno de ellos, la ha hecho en once ocasiones.