Dima Slobodeniouk es el director titular de la Sinfónica de Galicia desde el año 2013. Esta tarde a las 20.30 horas, su batuta pilotará las melodías de la Orquesta Joven de la Sinfónica en la plaza de María Pita, emplazamiento en el que mañana, a la misma hora, tomará las riendas de la Orquesta Sinfónica en su concierto con la cantante noruega Ane Brun.

-¿Cómo surgió la colaboración de la Sinfónica con la cantante Ane Brun?

-Fue una idea a la que llegamos junto con la Concellería de Culturas del Concello. Nos pareció que sería una opción interesante.

-En el concierto del año pasado en María Pita, la puesta en escena giró alrededor de los personajes de Star Wars. ¿Habrá alguna sorpresa este año?

-El de este año será un concierto diferente. En principio, no hay nada concreto planeado, pero siempre puede haber sorpresas.

-Dirigirá también a la Orquesta Joven esta tarde en María Pita. ¿Cambia la forma de trabajar con unos músicos y otros?

-Realmente no hay ninguna diferencia; son adultos, y es un proceso muy profesional.

-¿Cómo percibe que han evolucionado los músicos de la Sinfónica desde su entrada como director en 2013?

-La evolución ha sido muy buena, estoy satisfecho. Todo lo que llevamos a cabo, tratamos de hacerlo lo mejor que podemos. No me gusta marcar objetivos porque siempre hay que tratar de llegar más lejos.

-Dijo que su primer trabajo conjunto con la Sinfónica fue amor a primera vista. ¿En qué punto está ahora esa relación?

-Ya no somos adolescentes, sino adultos. Esa química todavía está ahí, pero se manifiesta de manera más natural en la forma de trabajar, porque nos conocemos mejor.

-¿Qué ha aprendido usted como director en estos años?

-Cada día aprendo una cosa nueva. Realmente es un proceso mutuo en el que también aprende la orquesta, en el que intercambiamos ideas. Yo viajo casi todas las semanas a un lugar diferente y percibo muchas influencias que luego intento trasladar a mi trabajo. Por ejemplo, los conciertos de Beethoven que haremos por el vigésimo quinto aniversario de la Sinfónica la próxima temporada, me gustaría que sonaran de forma auténtica, pero con instrumentos modernos. Esta fusión de la tradición y los instrumentos modernos aporta mucha más energía a la interpretación.

-Uno de los platos fuertes de la próxima temporada de la Sinfónica es el festival Beethoven. ¿Lo afronta como un reto?

-Es un gran reto, tanto para mí como para la orquesta. Nos dará energía tanto a nosotros como al público. Escuchar las nueve sinfonías de Beethoven en orden cronológico es una experiencia muy especial. Porque cuando llegas a escuchar las tres últimas, realmente te das cuenta de dónde vienes y, si pasas de Beethoven a Brahms, Strauss y Mahler, entiendes que es lo mismo, la misma cultura.

-Apuesta por ir más allá de la técnica en los ensayos, trabajando también la emoción. ¿Cómo influye en los espectáculos?

-Es algo que no planeo, técnica y emoción son inseparables. Tenemos muchos elementos técnicos en los ensayos, las emociones están presentes, pero es muy raro que lo estén del mismo modo que en los conciertos.

-Ha dicho que concibe la elección del repertorio como algo subjetivo, ¿resulta difícil trasladar esa subjetividad al papel?

-Es como un puzle. La temporada puede empezar con dos o tres solistas y tres grandes trabajos, por ejemplo, y el proceso comienza por ir ordenando cada pieza e ir viendo lo que quieres sacar de cada una. Pero hay ciertos principios que no quiero dejar, quiero tener ciertas cosas de ciertos estilos en la temporada, y hacen falta muchas conversaciones para ver qué quieren hacer ellos y qué queremos hacer nosotros. Somos muy flexibles, pero es mi responsabilidad y la de Andrés Lacasa el presentar una temporada interesante. La subjetividad siempre tiene que estar ahí, para que no escojas solo piezas que creas que le interesan al público; un criterio importante, pero que no es el único.

-Precisamente, la renovación del repertorio ha sido posible también por contar con el beneplácito del gerente del Consorcio para la Promoción de la Música, Andrés Lacasa.

-Hacemos un buen equipo. Somos responsables desde dos posiciones diferentes, pero cada uno entiende las funciones del otro. Él se encarga de la parte presupuestaria y yo de la parte artística. Él ha sido músico, así que comprende bien los aspectos artísticos. Además, estamos rodeados de gente muy competente, algo que es muy importante.

-La Sinfónica se encuentra entre las mejores orquestas de Europa. ¿Cuáles son sus mayores fortalezas con respecto a otras?

-Tenemos un conjunto de músicos muy uniforme. Tienen más o menos la misma edad, son competentes, buenos profesionales y están muy motivados.

-A pesar de esas fortalezas sigue contando con la meta de crecer a nivel mundial. ¿Qué planes tiene para alcanzar ese reto?

-Tenemos muchos planes, el problema es la financiación. Tenemos invitaciones de grandes promotores, pero llevar a la orquesta fuera de Galicia es muy caro.