Los socialistas coruñeses resucitan el discurso de la "reformulación" de la relación con el Gobierno municipal en el inicio de la negociación de los presupuestos y, con él, la posibilidad de una alianza de gobierno que ambos partidos rechazaron al inicio del mandato. "Repensar", "reformular"... son exactamente las mismas palabras que el PSOE coruñés pronunció tímidamente en febrero durante el extenuante e infructuoso vaivén conversador. Ante la falta de acuerdo, las cuentas se aprobaron casi tres meses después sin matrimonio a la vista y con dos enmiendas patrocinadas por PP y PSOE que le pintaban la cara al documento de Marea.

A principios de año, la respuesta del alcalde, Xulio Ferreiro, fue contundente. No se da "ni la confianza ni la seriedad" para plantearlo, decía con rotundidad después de que el PSOE se mostrase dispuesto a entrar en el Gobierno al tiempo que acusaba a Marea de "deslealtad" por su proceder "unilateral". Los socialistas acababan suspendiendo negociaciones después de varias reuniones y encuentros sentados en el filo de la silla.

Después de quince meses de más desconfianzas que trabajo en común, el PSOE decide ahora que hay que dotar de "estabilidad" al Ejecutivo. Lo hacen después de unas elecciones autonómicas en las que su fuerza no ganó ni una sola mesa de las 277 que hay en la ciudad y en las que también En Marea perdió votos respecto a Marea en las locales de 2015 y las convocatorias generales. Los socialistas creen que, sin "nuevas elecciones" a la vista, es el momento adecuado para sentarse a hablar en otros términos.

En la reunión del jueves en María Pita estaban presentes, además del alcalde y el edil de Culturas, José Manuel Sande; el portavoz socialista, José Manuel Dapena, y Mar Barcón, que asume las riendas públicamente después de mantener un perfil con exposición medida, dejando las comparecencias en los plenos y las negociaciones de peso, al menos como rostros visibles, a José Manuel García, fichado como independiente, y al propio Dapena.

Este asumió una portavocía que le correspondería como candidata a la concejal histórica, que decidió dar medio paso atrás con el fracaso de las elecciones locales, en las que el PSOE se situó como tercera fuerza y un corto número de ediles, seis, que no habían tenido desde las primeras elecciones de la democracia. No dimitía, se quedaba como edil y cedía el micrófono del grupo a un nuevo compañero [frente a otras dos ediles más veteranas y con experiencia de gobierno: Yoya Neira y Silvia Longueira]. Se comprometía públicamente a no volver a optar a la Alcaldía coruñesa.

Con Dapena y García como infantería de vanguardia, Ferreiro ha cuestionado en ocasiones que muchas fricciones del diálogo se habrían minimizado con un cambio en las caras al otro lado del cristal. Cuestión de interlocutores paralela a falta de unidad en el seno del grupo del PSOE. Precisamente las dos ediles socialistas con las que Marea entiende que podría existir mayor sintonía y, como tal, serían mejores compañeras en una coalición, son las que menos han tomado parte en sus decisiones estratégicas.

Neira y Longueira son, además, las únicas que, con Mar Barcón como última superviviente de los ejecutivos vazquistas, tienen experiencia al frente de una concejalía. La primera asumió Movilidad los dos últimos años de un bipartito en el que Longueira dirigió Servicios Sociales. Barcón, que entró en María Pita en 1999, ocupó carteras como Servicios Sociales y Urbanismo. Ni Fito Ferreiro ni Dapena ni García han tenido un cargo ejecutivo en el Concello.

Un pacto de gobierno requeriría, además de un reparto de áreas, un acuerdo programático que evitase la habitual coexistencia de dos ejecutivos paralelos que deciden su día a día de manera independiente y que acaban por buscar réditos electorales a medida que se aproximan unas elecciones. Los grupos tienen filosofías mellizas en algunos asuntos, como movilidad o servicios sociales, pero las dudas surgen en otros. Es el caso del género urbanístico, cuya gestión por parte de los gobiernos socialistas y populares ha sido duramente atacada por Marea. En la mesa también estarían concejalías complicadas, como Medio Ambiente, con poca estructura propia pero en cuyas manos están la mayoría de concesiones millonarias del Concello, en un año clave porque muchas de ellas se encuentran periodo de renovación.

Entre un mundo de incertidumbres políticas, se ha pronunciado el alcalde de Ferrol, inmerso en una crisis con la mitad del dividido grupo socialista de la Ciudad Departamental. Principalmente con Beatriz Sestayo, a la que ha apoyado públicamente Mar Barcón. Pese a todo y en medio de la vorágine, Jorge Suárez, en una charla en A Coruña, no renegó del pacto de gobierno al que llegaron en 2015 porque, afirma, cierta parte del PSOE aún puede ser calificada como "una fuerza de izquierdas" con la que se "puede pactar un programa de izquierdas que es el que puede cambiar el tejido social de la ciudad". La prescripción, sin embargo, lleva letra pequeña de efectos secundarios: "aunque uno pueda acabar en duros sufrimientos, retorciéndose de dolor".