No hubo investigación policial, ni seguimientos ni pinchazos telefónicos. Los dos jóvenes que fueron condenados a tres años de cárcel y a pagar una multa de 60.000 euros fueron descubiertos en un control de tráfico rutinario de la Guardia Civil. Los agentes les dieron el alto sobre las 12.15 horas del 17 de noviembre de 2015 en la autovía A-6, cuando circulaban por la provincia de Lugo con destino A Coruña.

Los funcionarios enseguida sospecharon del conductor y su acompañante y procedieron a registrar el vehículo. No les costó mucho encontrar los 8 kilos de hachís que guardaban en el asiento posterior dentro de dos bolsas. La droga, que tenía una pureza de un 31,38%, fue valorada en 44.335 euros, según consta en la sentencia. El análisis de los teléfonos móviles de los procesados tampoco dejó dudas sobre su autoría, en ellos guardaban fotografías de los dos en Marruecos rodeados de plantas de marihuana de más de dos metros de alto.

Los imputados, uno de ellos asistido por el abogado penalista Diego Reboredo, ingresaron en prisión provisional sin fianza el día siguiente a su arresto, el 18 de noviembre de 2015. Antes del juicio sus letrados defensores llegaron a un acuerdo con la Fiscalía, por lo que consiguieron que rebajase la petición de condena que inicialmente demandaba en su escrito de calificación. Finalmente los detenidos fueron sentenciados a la pena mínima: tres años de prisión por cometer un delito contra la salud pública en su modalidad de tráfico de drogas que no causan grave daño a la salud. Los sospechosos reconocieron los hechos, por lo que el juicio no se celebró y el magistrado dictó sentencia oral en la sala. Contra el fallo no cabe recurso porque fue dictado bajo la conformidad de todas las partes implicadas en el procedimiento.

El juez acordó el decomiso de las sustancias estupefacientes localizadas en el coche en el que viajaban los imputados, quienes carecían de antecedentes penales.