Las plantas invasoras que salpican las zonas verdes de la ciudad aprovechan la falta de labranza, urbanización, construcciones o de cualquier otra actividad humana para asentarse en zonas que no son las convenientes para su desarrollo, explican los especialistas. Cada planta produce muchas semillas, por lo que crea una comunidad muy densa que impide que haya equilibrio entre grupos de especies.

Polígonos con escasa o poca actividad, solares, fincas baldías y laterales de carreteras son sus ubicaciones habituales, tanto en la periferia urbana como en el centro de la ciudad. Las hay en el entorno de la Torre de Hércules, en Someso, Casablanca, la ronda de Monte Alto, el polígono de Pocomaco y la avenida Alfonso Molina. El Grupo Naturalista Hábitat ha elaborado un mapa que parcela el municipio en 68 áreas que servirán al Gobierno municipal para redactar la ordenanza reguladora de la retirada de plantas invasoras.

El plumacho o plumero de la pampa, la conyza o la margarita del cabo son algunas de las numerosas plantas invasoras que los expertos localizan en la ciudad.