Lugrís, de paseo por Pescadería. Casi de procesión, custodiado por restauradores, operarios, periodistas y curiosos madrugadores. El mural más coruñés del pintor comenzó ayer a mudarse por etapas desde el antiguo café Vecchio en una delicada operación. Custodiado ahora por Abanca, ha conocido ya su nueva casa en los Olmos, en la entrada que tiene allí la sede central de la entidad financiera.

Urbano Lugrís, de local a local por Pescadería. Como el artista que pintaba de bar en bar por el mismo barrio, dejando algunas de las joyas que aún hoy se conservan en dudosas condiciones. Así ocurría con la panorámica coruñesa de la calle Real, inspirada en otra que dibujó Pier María Baldi en 1669. Había sido encargada en 1952 para la decoración del Banco Hispano Suizo, que originalmente duplicaba la altura de la pieza trasladada ayer.

Un camino corto pero con riesgo. El director de proyectos de Arteca, empresa contratada por Abanca para restaurar la pieza, explicaba lo delicado de la mudanza. En en análisis preeliminar de la pintura descubrieron que en dos de las siete secciones en las que separaron en mural para su extracción, "el deterioro era superior", según comentó Francisco Muiños en una entrevista a este periódico. ¿Por qué? El mural que extrajeron con la pared está formado por cuatro lonchas de sandwich: "ladrillo, mortero de cemento, preparación del autor y policromía". En esas dos piezas más delicadas, las capas estaban separadas, lo que causaba "una fragilidad brutal", por lo que tuvieron que hacer que volviesen "a ser uno". Ya en su nueva casa, ahora le toca sanarse. Dos meses estiman los responsables del proyecto que durará el proceso de restauración, que será documentado.

La Dirección Xeral de Patrimonio ha dado el visto bueno a la operación, dado que el mural, al igual que el resto de pinturas de Urbano Lugrís que aún descansan en establecimientos hosteleros de calles próximas, está catalogado. Una vez en la calle Olmos, la maniobra de colgado de cada una de las secciones en las que tuvo que ser diseccionada la pintura tiene una duración prevista de dos horas. La intención de Abanca es trasladar dos secciones diarias, de forma que la mudanza pueda estar finalizada en tres o cuatro días.

Los restauradores prevén que el proceso de recuperación, una vez instalado íntegramente, se prolongue durante dos o tres meses. La idea es que los trabajos sean visibles. Abanca pretende convertir la restauración en algo didáctico y que la gente pueda ser testigo del proceso. También lo documentarán, para que a la exposición definitiva esté enriquecida por material audiovisual que explique todos los pasos dados. La entidad quiere que el mural pueda dialogar in situ con otras obras de Lugrís de sus fondos.