Los políticos responden ante la crisis económica o la falta de seguridad con una estrategia de "nosotros contra ellos" y difunden la peligrosa "idea de que algunas personas son menos humanas que otras". Es una retórica del odio que avanzó en 2016 y que en 2017 parece que se agravará, según denunció ayer en A Coruña la portavoz de Amnistía Internacional en Galicia, Margarita González. España no es ajena a esta deriva, con ejemplos como la limitación de entrada de refugiados o los recortes en la libertad de expresión.