Los técnicos que analizan cada trimestre el antiguo vertedero de Bens, que se derrumbó en 1996, detectaron a finales de 2016 un incremento en los niveles de lixiviados -líquidos procedentes de la descomposición de material orgánico-. La acumulación de basura acuosa genera movimientos en algunos puntos localizados, según un informe de la Concejalía de Medio Ambiente. Los últimos trabajos que se ejecutaron en la zona terminaron en junio de 2001, cuando se concluyó el sellado y clausura de las instalaciones de residuos sólidos urbanos para transformar el área en un parque de 600.000 metros cuadrados.

Desde 2002 las instalaciones son sometidas a controles, tal y como exigen las normativas nacionales y europeas, y cada trimestre los técnicos de empresas especializadas emiten un informe de seguimiento. Tras el documento elaborado a finales del año pasado, en el que se especifica el aumento de lixiviados y de movimiento en el vertedero, el Gobierno municipal considera necesario encargar una investigación para localizar potenciales áreas de acumulación del líquido procedente de la basura en descomposición.

Por ello, ha sacado a concurso, por un importe de 29.000 euros, el análisis in situ, mediante mediciones técnicas geofísicas, de las posibles acumulaciones dentro de la masa de residuos sellada. Además, la empresa adjudicataria deberá interpretar los resultados y sacar conclusiones, así como especificar las actuaciones que se deben llevar a cabo en el caso de detectarse acumulaciones de lixiviados que puedan "comprometer la estabilidad del depósito de residuos". La compañía que gane el concurso, negociado y sin publicidad, es decir, que el propio Concello escoge a las empresas que pueden presentarse, tendrá un plazo de 60 días naturales para ejecutar el proyecto.

El Concello anunció en abril de 2015 que realizaría las primeras obras en el vertedero desde hacía 15 años, pero aún no ha iniciado los trabajos. El Gobierno local sacó a concurso el proyecto para el mantenimiento de la zona en abril de 2015, por 1.160.482 euros y un plazo de seis meses. El plan, pendiente de ejecutar, prevé el acondicionamiento de la superficie del vertedero debido a los movimientos detectados en los últimos años.