El Ejecutivo local inicia esta semana los trabajos para tender nuevos puentes con la oposición que le permitan gobernar la ciudad con cierta estabilidad en lo que queda de ejercicio. Aunque el diálogo se abrirá a todos los grupos, la prioridad en esta nueva etapa será reconstruir los lazos rotos con el PSOE, el único de sus socios naturales capaz de ofrecerle una mayoría absoluta.

Una vez que los presupuestos ya han sido aprobados, al no haber presentado la oposición un gobierno alternativo tras fracasar la cuestión de confianza, el objetivo del Gobierno de la Marea es alcanzar pactos estables en torno a tres ejes: la movilidad, la reordenación de la fachada marítima y el área metropolitana.

El Ejecutivo municipal ya había intentado cerrar una postura común sobre estos temas con el PSOE en el marco de las negociaciones por el presupuesto, algo a lo que los socialistas se negaron al entender que aquel acuerdo debía ser solo presupuestario. Esa postura motivó la ruptura de las conversaciones y la convocatoria de un pleno con cuestión de confianza del que todavía se vive la resaca a día de hoy. Las cuentas están ahora aprobadas en fase inicial y no recibirán luz verde definitiva hasta inicios de abril, al estar todavía pendiente de la presentación de alegaciones.

Estas alegaciones, eso sí, solo podrán ser de carácter técnico y no político. Es decir, solo se podrán proponer cambios presupuestario para corregir algún tipo de ilegalidad o desajuste técnico pero no para pasar fondos de una partida para otra en función de criterios políticos. PP y PSOE ya anunciaron que sí las presentarán.

El alcalde, Xulio Ferreiro, ya anunció que la movilidad será uno de los primeros asuntos sobre los que buscará un acuerdo. El Gobierno anunció que pretende recuperar el Plan de Movilidad elaborado en el mandato de PSOE y BNG por Salvador Rueda, lo que en principio debería facilitar un pacto con los socialistas. Sin embargo, hasta el momento no se han dado pasos en esta línea, a pesar de que las actuaciones necesarias precisan de un periodo de tiempo amplio para llevarse a cabo, como es el caso de la modificación de las líneas del transporte público, la implantación de carriles bus y carriles bici, así como medidas para favorecer la fluidez del tráfico en zonas conflictivas.

Desde la Concejalía de Mobilidade Sostible se ha achacado a la falta de presupuesto la lentitud a la hora de realizar estos cambios. El cambio de las líneas de bus, por ejemplo, requeriría, según el Gobierno, fondos para la contratación de estudios técnicos que no han podido manejar hasta el momento.

En cuanto a la fachada marítima, Marea defiende la renegociación de los convenios de 2004 que prevén la venta de los muelles, así como la paralización de la subasta de La Solana y el hotel Finisterre. El último movimiento político en este sentido se produjo el viernes, cuando el PP y PSOE manifestaron su apoyo a la creación de un consorcio formado por varias administraciones para acordar el futuro de estos terrenos. El Gobierno local baraja esta opción, aunque maneja otras que por el momento no han hecho públicas.

Ferreiro también tendrá que lidiar con las reticencias de los socialistas a formar el área metropolitana. El informe jurídico encargado por el Concello confirmó que es necesaria la mayoría absoluta para poner en marcha el proceso, pero el PSOE coruñés ya ha advertido de que discrepa de la forma en la que pretende iniciarlo el Gobierno local y que solo le respaldarán si previamente se alcanza un consenso. Uno de los puntos de fricción tiene que ver con la gestión de Emalcsa. Los socialistas rechazan que este ente adquiera un carácter metropolitano y piden que el resto de municipios contribuyan en mayor medida al sostenimiento de infraestructuras como la planta de basuras de Nostián o la depuradora de Bens, así como al transporte público urbano y el aeropuerto de Alvedro, de los que, opinan, también se benefician los habitantes de la comarca.