"Putas gallegas, ladronas, sois unas payasas", gritó en el Centro Ágora a las trabajadoras, al tiempo que golpeaba el mostrador, un vecino de A Coruña cuando le explicaron que no podían atender a su acompañante porque se había presentado tarde a la cita que tenía en servicios sociales. Las afectadas requirieron la presencia de agentes de la Policía Local, quienes llegaron al edificio media hora más tarde, sobre las 15.00 horas del 27 de febrero de 2013. "Nada más iniciar la conversación, uno de los acusados le dijo al primer agente: '¿a ti qué te pasa, puta?' y, al otro, 'te conozco, te voy a matar', todo con la intención de menoscabar sus funciones", relata el magistrado del Juzgado de lo Penal número 2 en la sentencia en la que condena a los dos imputados a seis meses de prisión, que no cumplirán a condición de que no delincan durante los dos próximos años.

Cuando otra dotación policial se desplazó al Ágora, los procesados fueron requeridos para que abandonasen el edificio y se identificasen. Ambos se negaron, pero los funcionarios lograron reconducirlos al exterior para evitar que interfirieran "en la normal actividad del centro". Una vez fuera, uno de los sospechosos, de nacionalidad portuguesa, se negó a identificarse y a sacar las manos de los bolsillos. "Policías de mierda, os voy a matar, a mí no me vais a identificar. Yo me voy de aquí", les espetó, tras lo que se dispuso a abandonar el lugar después de hacer ademán de dar un cabezazo y empujar a un agente del 092. Los policías procedieron entonces a su detención, ante lo que se vieron obligados a forcejear con él.

Durante el arresto, su acompañante, nacido en Nicaragua, propinó puñetazos al banco en el que estaba sentado para, después, dirigirse a los agentes: "¡Esto a mí no me lo vais a hacer!", gritó, mientras empujó y dio un codazo a uno de los funcionarios. Además, se aproximó hacia el otro acusado para tratar de impedir su detención. Finalmente, ambos fueron arrestados. Durante el traslado a dependencias policiales propinaron cabezazos contra las mamparas de los coches policiales y amenazaron de muerte a los agentes. El juez les reconoció la atenuante de estar bajo los efectos del alcohol y les impuso seis meses de prisión. Uno de ellos deberá pagar a un funcionario 200 euros por los daños que le causó.