Si nada se tuerce, el presupuesto municipal de 2017 será aprobado hoy de forma definitiva más de cinco meses después de la fecha deseado por el Gobierno de Marea. El pleno, con el previsible respaldo a las alegaciones presentadas por socialistas y populares al documento, que fuerzan un recorte de 5,65 millones de euros respecto a la cuantía inicial de 244,5 millones, dará validez a unas cuentas que, de nuevo, no son como las que el Ejecutivo había diseñado y que, hasta hoy, han pasado por diversos avatares. Motivos que en conjunto han vuelto a provocar el retraso considerable de su aprobación final, lo que condiciona una vez más la puesta en marcha de inversiones y la ejecución presupuestaria.

A finales de julio de 2016, Xulio Ferreiro pedía para el mes siguiente a sus concejales que reuniesen toda la documentación necesaria para elaborar poco después el anteproyecto contable. Con aquella previsión el Gobierno local quería evitar que las cuentas sufrieran un retraso como el del año pasado, de casi seis meses por las discrepancias en las negociaciones con la oposición. El propósito, en contra de lo planteado, se tropezó en los nueve meses transcurridos hasta la fecha con distintos problemas.

La oposición se quejaba en diciembre pasado de que el presupuesto tardaba en llegar a sus manos para ser dialogado. Lo hizo a tiempo para el pleno extraordinario del día 28, en el que recibió los votos negativos del PP y el PSOE. Ferreiro abrió entonces un periodo de quince días para perfilar contactos con los socialistas, acercar posturas y llegar a acuerdos en un marco de relación más positivo. Pero al mismo tiempo anunciaba que si esta iniciativa fracasaba pondría su puesto a disposición del pleno a través de una cuestión de confianza vinculada a las cuentas.

El proceso se alteró por las sorpresivas dimisiones de José Manuel Dapena como portavoz municipal y de Mar Barcón como secretaria general de la agrupación coruñesa. A finales de aquel mes, y con Florencio Cardador de mediador como hombre de consenso al frente de la gestora local socialista, Marea y el PSOE alcanzaron un preacuerdo para aprobar las cuentas, por el cual ediles del grupo de la oposición asumirían la responsabilidad de gestionar sus proyectos aceptados por Marea pero siempre bajo supervisión de concejales del Gobierno local. Marea quebró al día siguiente el pacto por anunciar el PSOE unas condiciones distintas a las acordadas.

Ante este escenario, el alcalde perdió en febrero la moción de confianza que dijo que presentaría, pero en el mes abierto para que quienes votaron en contra, el PP y el PSOE, propusieran una alternativa de gobierno, esta no se planteó. El presupuesto quedó por tanto congelado en ese tiempo y en marzo Ferreiro firmó el decreto de aprobación inicial de las cuentas para 2017. Presentadas las alegaciones y debatidas, unas prosperaron y otras no, pero las que lo hicieron obligan al Ejecutivo a retirar partidas previstas en inversiones y en gastos corrientes. Si hoy en el pleno se aprueban, las cuentas quedarán por fin ratificadas.

El Ejecutivo asegura que el recorte tendrá un impacto mínimo, pero de nuevo la tardanza en disponer de presupuesto puede afectar a la aplicación del gasto previsto y, a la larga, como ocurrió en 2016, a la liquidación contable.