- El hospital cerró como instalación militar en 1995, pero ¿cuándo supieron que iba a ser cerrado?

-Unos cuatro años antes porque un capitán médico se enteró en Capitanía General y nos lo dijo. A raíz de eso nos fuimos al Ministerio de Defensa, donde José Enrique Serrano, el director general de Personal, nos dijo que perdíamos el tiempo porque no querían ningún hospital militar y que en julio de ese año se cerraría. Yo le dije que podíamos hacer una apuesta a que no iba a ser así y me respondió que ojalá que ganara yo pero que estaba seguro de que no lo iba a hacer. Fue entonces cuando empezamos a movernos, como acudir a la cumbre europea que se celebró en Santiago y encerrarnos en la catedral. Recuerdo que Manuel Fraga nos pidió que marcháramos porque al día siguiente acudirían todos los jefes de gobierno europeos. Hicimos una asamblea en la que decidimos retirarnos porque sabíamos que así Fraga nos recibiría, por lo que creo que para conseguir algo hay que negociar, aunque a veces te tengas que tapar la nariz.

- ¿Supongo que a pesar de todas las protestas, en Madrid insistirían con la negativa?

-Por supuesto, y, a pesar de que eran 17 hospitales militares, no nos pudimos coordinar con ninguno, ya que el catalán y el sevillano los cedieron de forma gratuita y el resto los desmantelaron, salvo el de Canarias, que se consideró estratégico, y el Gómez Ulla de Madrid, de modo que el único que pasó a la red sanitaria pública fue el nuestro.

- Pero para conseguir eso hubo que seguir luchando.

-Estuvimos seis años e hicimos de todo, como encerrarnos 27 días en el Ayuntamiento, lo que fue muy duro, aunque los compañeros nos traían la comida y la ciudad se volcó con nosotros. Nos traían tantas cosas que la cafetería Noray, en la plaza de María Pita, tenía unas neveras solo para guardarlas y al final teníamos que dárselas a la Cocina Económica. Incluso vino a cantarnos un orfeón del Colegio de Abogados de Bilbao que estaba de congreso en la ciudad y al vernos en el Ayuntamiento se interesaron por nuestro problema. Llegó a entrevistarnos en la radio Encarna Sánchez en su programa y le cantamos alguna de las canciones que una compañera componía sobre nuestra lucha. Nuestros maridos y compañeras venían a visitarnos, por lo que fue una experiencia dura pero muy gratificante. Yo sabía desde el principio que íbamos a ganar, porque estábamos convencidos de que teníamos la razón y que ellos solo tenían la fuerza.

- ¿Se notaba el apoyo de la ciudad a su reivindicación?

-Sí, porque cuando levantamos el encierro al anunciarse que el hospital no se cerraría hubo una manifestación a la que acudieron 50.000 personas. El Deportivo además nos apoyaba y nos dejaba acudir a los partidos de fútbol para exponer nuestro problema. El PP además nos apoyaba porque era una lucha de ellos contra el PSOE, ya que unos gobernaban en Madrid y otros en Santiago.

- ¿Le recuerda aquella lucha la que ahora se reclama que no se privaticen los muelles?

-Claro que me lo recuerda. Cuando me reuní con la Comisión Aberta en Defensa do Común les dije que esto es un trabajo de fondo y que no es una cosa de solo una manifestación. Y además hay que recabar ayuda a todo el mundo y con un mensaje claro. Fomento está utilizando con el puerto el mismo mecanismo que usó Defensa con el Hospital Militar: cierro y vendo. Defensa utilizó para ello una ley de infraestructuras y nosotras recurrimos a todo lo que pudimos para buscar impedimentos a que se aplicara. Ahora hay que visibilizar la lucha y la manifestación del pasado domingo estuvo bien porque en esta ciudad no todos los días se sacan 4.000 personas a la calle, pero hay que continuar. Yo recuerdo que nosotras llegamos a conseguir que en unas fiestas de María Pita se solidarizara con nuestra lucha Juan Pardo en el concierto que dio.

- ¿Empleó Defensa entonces el argumento que ahora utiliza Fomento sobre la necesidad de ingresos?

-Igual, ya que aquí la Xunta pagó por quedarse con el Hospital Militar, pero no lo mismo que en el resto del Estado, ya que a algunas comunidades se los cedieron gratis. Fomento aplica las mismas políticas y tácticas que utilizó Defensa con el Hospital Militar.

- ¿Está convencida de que la lucha por los terrenos portuarios será una carrera de fondo?

-Por supuesto, porque el Ministerio de Fomento tiene el tiempo y le es más fácil agotar al contrario. Nosotras decíamos entonces que no nos iban a agotar porque teníamos mucho que perder, y ahora el mensaje es el mismo: no nos pueden agotar. Tenemos que tener todos en la cabeza que el puerto es vital y ver lo que se pierde económicamente con la privatización. Los mensajes tienen que ser sencillos para que la persona que los transmita lo haga bien y que quien los reciba lo haga mejor. Y hay que utilizar todos los recintos para difundirlo para que piensen que si ceden perderán ingresos millonarios, pero que si no lo hacen tendrán a la ciudad levantada.

- ¿Piensa colaborar con la Comisión Aberta?

-Me llamó una amiga que está dentro y me preguntó si quería hablar en la manifestación del pasado domingo, a lo que dije que sí podía, ayudaría. Manuel Monge me decía: "A lo mejor nos tenemos que volver a encerrar en el Ayuntamiento", a lo que yo le respondí: "O en la Torre de Hércules". Nosotras no nos encerramos entonces allí porque hacía frío, y no lo hicimos tampoco en el hospital porque no dejarían entrar a la prensa.