En el tramo de doble sentido de la calle Curros Enríquez hay dos pasos de peatones separados por solo 110 metros. Entre uno y otro está la entrada principal del Colegio de Educación Infantil y Primaria Zalaeta, al que a diario acceden algunos padres con hijos procedentes de la rampa curvada que sube de la calle Don Bosco tras cruzar fuera de los pasos peatonales más próximos. El riesgo que esa ruta a pie entraña por la circulación de vehículos y la velocidad a la que a menudo avanzan estos, sobre todo cuando bajan desde Ramón del Cueto pese a las indicaciones de reducción a 30 kilómetros por hora, han motivado la creación de un nuevo paso de peatones con plataforma elevada en mitad de ese tramo. El Concello lo instalará estos días y ayer los alumnos y alumnas del Zalaeta lo celebraron junto a miembros de Stop Accidentes pintando un paso con numerosos colores.

Con el tráfico cortado durante más de una hora, casi un centenar de niños de cuatro cursos de Primaria del centro, bajo la supervisión de profesores, pintaron con tizas el paso sobre el que se colocará la plataforma y coloridos mensajes a su alrededor en la calzada: "Si conduces no bebas", "no corras, no mates", "despacio mejor" y varios corazones que en su interior encerraban los 30 kilómetros por hora como límite de velocidad, cada uno con la firma de su dibujante.

"El paso es una maravilla", les decía a los niños Jeanne Picard, la delegada de Stop Accidentes en Galicia. El programa Ancas, el de los caminos seguros señalados con ranas en las aceras, llega ahora a la zona de Monte Alto, recordaba. "Hacer un paso peatonal por aquí era una vieja demanda y ahora será un elemento que haya el camino al colegio mucho más seguro", comentaba satisfecha la directora del centro, Teresa Barros.

Una vez pintado el paso, los niños, con las manos y las ropas manchadas por las pinturas, lo cruzaron ordenadamente. "Como los Beatles", decían un maestro y un miembro del ANPA acordándose de la célebre imagen del disco Abbey Road. Pero en Curros Enríquez, calle más segura.