No fue mala idea plantar moreras en el tramo del paseo marítimo de O Parrote, ya que los numerosos caminantes que a diario transitan por él, en muchos casos por prescripción facultativa, hacen una parada junto a estos árboles para comer las deliciosas moras que producen en esta época del año. Es habitual ver a estos practicantes de la ruta del colesterol atiborrarse de estas frutas, seguramente para reponer azúcar después de una larga caminata, aunque es posible que también los muchos turistas que pueblan este céntrico paseo figuren entre los devotos de estas moras, cuyos consumidores quedan delatados sin remedio por las manchas que les quedan en las manos.