Han pasado ya 87 años, pero Alberto Martí recuerda claramente el año 1930. "Era un niño muy espabilado, me enteraba de todo", dice el antiguo fotoperiodista y actual presidente de la Cocina Económica, que en aquel tiempo aún no había empezado a trabajar para el que sería su jefe durante décadas, Ángel Blanco (Foto Blanco). "Empecé a los 12 años porque necesitaban un niño de los recados, y luego ya me quedé", explica Martí. Para él, dice, "Blanco era como un padre". Cuando se quiso jubilar en 1953, le compró la tienda en la que había estado desde la infancia, así como el material de su archivo, entre el que aún a día de hoy sigue descubriendo algún tesoro. El último han sido tres películas mudas rodadas por el fotógrafo, que esta tarde a las 19.30 horas proyectará el Fórum Metropolitano como parte de Pantasmas de Oza, el proyecto de recuperación de la memoria del barrio llevado a cabo por la Asociación de Veciños de Oza Gaiteira Os Castros.

"Las encontré porque estoy ordenando el archivo. Tengo un piso muy grande lleno de material y negativos sin catalogar, con sus fotos mezcladas con las mías", cuenta Martí, que llevó su hallazgo el año pasado al Centro Galego de Artes da Imaxe para que lo restauraran.

El contenido de los documentos cinematográficos reparados se adivina por el título. Sanatorio de Oza, Playa de Riazor y Dornier en La Coruña es el nombre de los filmes, que trasladará durante 40 minutos a quien los vea a sucesos acontecidos casi un siglo atrás.

Un ejemplo es el aterrizaje del Do X frente al Náutico. El aeroplano alemán, entonces el más grande de la época, tomó tierra en A Coruña como parte de un vuelo con el que se trataba de establecer una ruta comercial transoceánica entre América y Europa. Su aparición en la ciudad la recoge Blanco en Dornier en La Coruña, llamado así por su diseñador, Claudius Dornier, que tomó tierra junto al avión aquel día grabado a fuego en la memoria de los que lo presenciaron. "Yo era un niño, pero vi el avión", recuerda Martí, que contaba con 8 años cuando el aparato descendió en la ciudad. "Fue un gran acontecimiento, la gente estaba muy sorprendida", añade.

No fue la única novedad en A Coruña que vio el fotoperiodista. A lo largo de sus 95 años, Martí ha podido asistir a muchos de los cambios que se han producido en la ciudad, como los relativos a la actividad del Sanatorio de Oza. El edificio, abierto en 1910 para tratar la tuberculosis, experimentó distintas funciones con el paso del tiempo, entre las que se encontró su cometido como alojamiento para las Colonias durante los años 30. "Era un sitio muy importante. Tenía una parte destinada a las Colonias de Madrid, que venían a la playa y dormían en el Sanatorio", cuenta Martí, rememorando luego el uso de otra de las zonas del lugar. "A la izquierda tenía unas casetas, un sitio al que se le llamaba Limpio y que utilizaban los que venían de América para desinfectarse por si traían enfermedades consigo", explica.

La playa sobre la que se situaba, la del Lazareto, ya ha desaparecido, pero otras, aunque con cambios, aún se mantienen. Una de ellas es la playa de Riazor, cuyas diferencias pueden comprobarse en el filme homónimo, que muestra a varios bañistas de los años 30.

La entrada a esta película, al igual que a la del resto, será gratuita hasta llenar aforo. Ya se proyectaron en una ocasión, durante el 2016, en el Centro Galego de Artes da Imaxe, al que Martí espera volver a llevar material: "El otro día encontré otras, esta vez de 16 milímetros. Las tengo que acercar", dice.