Con la impresión de haber ganado todos, de que todos se merecen levantar un trofeo, aunque solo sea por haber llegado hasta el final con la ilusión de disputar cada partido o de disfrutar del tercer tiempo de después de la pachanga, se fueron ayer a casa los integrantes de la decena de equipos que participaron este año en la Liga Social.

"Nosotros notamos que, cada vez, hay más ilusión en la gente, más usuarios quieren participar y nos vienen a preguntar si pueden jugar con nosotros", explica el coordinador del Comité Antisida A Coruña (Casco), Iván Casanova. Y es que, cuando esta iniciativa nació, hace ya cuatro años, era solo una actividad para que los usuarios de las diferentes entidades que trabajan con personas en exclusión social en la ciudad se conociesen y compartiesen experiencias.

Ahora, tras el apoyo de Reale Seguros, del Dépor y del Concello, las organizaciones cuentan con acceso gratuito a las instalaciones municipales para jugar esos partidos en los que lo que menos importa es el resultado. Y el abanico de jugadores se ha abierto, así que, hay participantes de Casco, pero también de Padre Rubinos, de ACCEM, de Secretariado Gitano y de la Asociación Pro Enfermos Mentales (APEM), entre otros.

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Un partido donde nadie pierde

La liga no es competitiva y algunos de los equipos han tenido que darse de baja porque no siempre conseguían formar una alineación completa, pero ayer, lo importante era celebrar un año más de vida, una temporada más de convivencia y de conocer los problemas y las alegrías de los demás, porque la Liga Social abre sus puertas a todas las entidades sociales, independientemente de cuál sea su finalidad y su meta a seguir. De padrinos de esta temporada ejercieron ayer, en la entrega de premios en las pistas de la Torre, los jugadores del Dépor Pedro Mosquera y Alejandro Arribas y Tere Abelleira, del Dépor femenino. Hubo goles, pero todavía más risas y ganas de seguir.