Las tiendas, los locales de hostelería y ocio, los pasillos y las zonas comunes de los centros comerciales llenas de gente comprando o mirando productos y desplazándose de un lugar a otro parecen hoy una fotografía de otra época, un tiempo en realidad no tan lejano, a finales de la década pasada, cuando en la ciudad la mayoría de estas superficies -no todas- atraían a clientes en masa. Hasta nueve complejos comerciales, sin contar Alcampo, Carrefour y El Corte Inglés, hubo abiertos en A Coruña hasta enero de 2014. A finales de ese mes de aquel año cerró Dolce Vita, un cadáver que llevaba agonizando a pasos de gigante desde poco después de que empezasen a funcionar Marineda City y Espacio Coruña, este también en crisis y, según una inmobiliaria, en venta por 42 millones de euros.

Los demás centros comerciales siguen activos. Uno se han consolidado, Marineda City. Otros también disfrutan de la estabilidad que le brindan los años de experiencia como garantía, como pasa con Cuatro Caminos Centro Comercial y Los Rosales. Otro se mantiene con ventas especializadas, como Comcor, pese a haber cerrado algunos de sus espacios comerciales en los últimos años. Otros han perdido servicios y conservan los pocos que les quedan gracias a la permanencia de cadenas de abastecimiento, como ocurre en los centros de Elviña y el Bulevar del Papagayo. Y otro, como Los Cantones Village, ha cambiado de modelo de explotación tras haber fracasado con su planteamiento inicial y apoya su oferta actual en el ocio nocturno y en el cine.

El caso de Espacio Coruña, inaugurado en octubre de 2009, extiende una larga sombra de incertidumbre sobre su supervivencia que ya provocaron el cierre de establecimientos y la consiguiente pérdida de clientes y la marcha de cuatro tiendas del gigante Inditex el año pasado. Los responsables de la superficie tenían en marcha entonces una operación con la que darle una vuelta al proyecto para revitalizar el centro, pero no fue capaz de progresar. Hace cuatro años, y menos de cuatro años después de su apertura, ya había cambiado de propietario para tratar de rentabilizar su ocupación.

La apuesta por la creación de nuevas grandes superficies comerciales en la ciudad, respaldada por los Gobiernos municipales socialistas, implantó en A Coruña un modelo comercial que atraía a los clientes a zonas alejadas del centro de la ciudad para atraer al mismo tiempo a compradores de la comarca, pero incidía negativamente en la actividad del comercio de barrio o proximidad. Tiendas de conocidas franquicias, diversa restauración y salas de cine, además de áreas para niños o recintos de exposición, zonas de ocio o para otras actividades y grandes aparcamientos fueron el reclamo.

Pero Dolce Vita empezó a languidecer pronto y su defunción precipitada, a los cinco años de su apertura, fue un aviso para quienes fueron perdiendo vitalidad. Lleva vacío tres años y medio, con maleza en sus fachadas y sin que se conozca aún un posible nuevo uso para el inmueble, con una superficie bruta alquilable de 62.000 metros cuadrados. Un fondo de inversión norteamericano, Lone Star, se hizo con el edificio de Dolce Vita en el proceso judicial de liquidación de su promotora, Chamartín, finiquitada por las deudas. Hace unos años un promotor anunció el proyecto de convertirlo en un complejo de ocio nocturno, ambición que enseguida se evaporó.

Solo Marineda City resiste a las señales de debilidad manifestadas por los demás centros comerciales, los Dolce Vita y Espacio Coruña que se abrieron tres y dos años antes, respectivamente. El gigante -197.000 metros cuadrados de superficie bruta alquilable-, con El Corte Inglés en sus instalaciones e Ikea al lado, conserva sus principales franquicias, un surtido variado de hostelería y los cines, servicios con los que atrae a numerosa clientela. El complejo fue promovido por los empresarios Manuel Jove, José Collazo y José Souto, a la que después se unió Modesto Rodríguez, a través de una inmobiliaria que se disolvió voluntariamente en septiembre de 2014, dos meses después de la venta del centro comercial y el hotel Carrís Marineda por 260 millones a Merlin Properties en la que fue la mayor operación comercial de España en seis años.

Las demás superficies de la ciudad resisten con mayores o menores aprietos, con servicios mínimos en el Bulevar del Papagayo o Elviña, tranquilidad en Los Rosales y Cuatro Caminos, y con transformaciones diferentes a las de su identidad original, como le ha pasado a Los Cantones Village, sin ninguna de las tiendas con las que abrió o atrajo más tarde y volcada en el ocio de la noche con la sala Pelícano.