No es necesario hacer cambios muy drásticos para adoptar un nuevo modo de vida. Si no que le pregunten a Yago García. Este técnico en Informática decidió en 2009 dejar de lado los ordenadores para cultivar sus propios alimentos, motivado por su pasión por la cocina. Ocho años más tarde, es el monitor de uno de los tres huertos que se encuentra en Monte Alto, gestionado por la ONG Ecos do Sur. Los otros dos pertenecen a Proxecto Cárcere y la Asociación de Vecinos de Monte Alto.

En esta iniciativa, que ha impulsado el Concello, participan víctimas de violencia de género, desempleados e inmigrantes. "Son actividades terapéuticas y de socialización. Un huerto podría ser un punto de reunión", comenta. Le gustaría que la ciudad tuviese más zonas como esta, en la que se plantan cebollas, tomates, remolachas, lechugas y zanahorias, entre otras cosas. "Los productos se los lleva la gente que los trabaja o la ONG, para que los reparta entre la gente necesitada", explica.

Para Yago García, el esfuerzo de mantener un huerto merece la pena por disfrutar de la "sensación de comer los productos" que uno mismo ha cuidado. Advierte de que no es una tarea sencilla pero "con ilusión y ganas" se puede conseguir. "En 2009, me dejaron un espacio de un jardín en una casa de la familia de mi mujer y me empecé a enganchar. Empecé cultivando sin tener ni idea y estuve a punto de abandonar", recuerda. Perdió tres años entre plagas hasta que dio con el método Parades en Crestall. "Me llamó la atención porque hablaba de mínimo consumo de agua, mínimo mantenimiento y máxima productividad", señala. Así se puso manos a la obra y en 2011 decidió trasladar su vivienda al campo. "El primer año estábamos allí regando y la sensación de venir a A Coruña a buscar donde aparcar y a dormir en el cuarto piso no era lo mismo". Yago y su mujer se instalaron en Arteixo, cerca de la playa, y allí formaron su familia. "Siempre le doy las gracias al huerto porque me hizo cambiar la vida", confiesa.

Ahora quiere transmitir esa pasión a otras personas, no solo a los que participan en la actividad de Ecos do Sur. "Creo que es algo que está súper en auge y es necesario porque somos lo que comemos. Esto tendría que ser una asignatura en el colegio para concienciar a los más pequeños", manifiesta.

Para dejar constancia de su evolución, Yago García decidió abrir el blog Sensaciones gastronómicas. "Es un diario para mí, para tener registrado todo lo que hago. No tengo publicidad", explica. Es un ejemplo de que querer es poder. "Si yo lo estoy consiguiendo, todos lo pueden hacer". Es una manera de difundir sus actuaciones, que espera que ayuden a que la ciudad tenga cada vez más huertos. "No hace falta mucho espacio, también se puede cultivar en terrazas o balcones", señala y añade: "Pero hay que plantar de todo. También aromáticas y flores, que combaten las plagas". Para los que quieran dar sus primeros pasos en este mundo, según Yago, "lo más sencillo" es cultivar lechugas.