Siete años después de que el Gobierno local del Partido Popular ordenase la interrupción del servicio del tranvía turístico, el Concello se ve obligado a abonar cada año 20.000 euros a la Compañía de Tranvías para que esta efectúe un mantenimiento mínimo de sus infraestructuras. Así figura en las cuentas de la empresa, que con esa cantidad se ocupa de evitar el deterioro de las vías, la catenaria y otros elementos, aunque no para los vehículos que se conservan en las cocheras situadas junto a la antigua cárcel.

Un descarrilamiento del tranvía ocurrido a comienzos de julio de 2011 llevó al Gobierno local a suspender su funcionamiento de forma provisional, ya que los técnicos apreciaron daños en las vías frente al edificio de la Delegación de Hacienda. El entonces primer teniente de alcalde, Julio Flores, anunció el 7 de julio la paralización del tranvía por el riesgo para "la seguridad tanto del medio de transporte como de los usuarios del mismo y del resto de ciudadanos y vehículos que transitan cercanos a los raíles".

Este medio de transporte inició su funcionamiento en mayo de 1997 y de inmediato se convirtió en uno de los emblemas del mandato municipal de Francisco Vázquez, así como blanco de los ataques de sus rivales políticos, que denominaron al vehículo como el "tren chu-chú del alcalde". El accidente de 2011 se atribuyó a la rotura de los raíles y motivó el encargo de un estudio sobre el estado de los mismos en todo el trazado. El informe fue presentado en noviembre de ese año y determinó que era necesaria una inversión de dos millones de euros para reparar el tendido, así como mantener el servicio suspendido hasta 2013.

El Concello optó por reparar inicialmente las vías entre las Esclavas y la Torre de Hércules, para acometer luego el resto del trazado. Al elevado coste de esta actuación se sumaba otro factor, la nula rentabilidad del tranvía como medio de transporte, ya que en sus catorce años de funcionamiento acumuló unas pérdidas de dos millones de euros. Durante el mandato del PP las obras de reparación del tranvía se pospusieron una y otra vez, por lo que llegaron las elecciones municipales de 2015 sin que el servicio se reanudara.

Tras la llegada de Marea Atlántica al Gobierno local, en 2016 se anunció que no se repondría el servicio del tranvía debido a su elevado coste. El mal estado de la catenaria obligó además a retirarla entre Puerta Real y la Torre para evitar su caída a la calzada, mientras que en lugares como As Lagoas se denunció el problema que plantean las vías para los vehículos que circulan por la zona, aunque su levantamiento supondría también una cuantiosa inversión que por el momento no está prevista.