La Diputación prevé que las obras de la residencia universitaria del Calvo Sotelo esté acabada entre febrero y marzo de 2018, ya que actualmente, se encuentran al 35% de su ejecución. Marina Cabana, del Servicio de Arquitectura de la entidad provincial, explica que estos trabajos de reforma no comenzaron hasta el 23 junio, ya que era en este módulo en el que se alojaban los alumnos que estudian en el centro grados de formación profesional.

A mejor ritmo van las obras de la llamada fase 1, que es la que albergará a estos alumnos de grado, que ya ha completado el 65% de su plan de rehabilitación. Eso significa que "prácticamente ya están listas las habitaciones", según explica Cabana. Quedan pendientes los espacios comunes, que serán salas para las que todavía no hay un uso establecido, pero que pueden servir, por ejemplo, para biblioteca, aula de estudio o área de descanso de los alumnos.

En esta fase 1 hay 28 habitaciones repartidas en dos plantas, en la segunda hay 22 habitaciones, de las que dos son adaptadas individuales, y las demás son dobles. En la planta cuarta hay cinco dobles y una adaptada para personas con movilidad reducida. "Estas habitaciones y las zonas comunes de la cuarta planta están prácticamente finalizadas y listas para su uso, pero las comunes de la segunda van un poco más retrasadas", comenta Cabana, que asegura que, tal y como esperaban de un edificio de unos 70 años de vida, ha habido "sorpresas" que han ocasionado retrasos.

La intención, en esta fase, es que este nuevo curso escolar del Calvo Sotelo empiece con, al menos una parte, si no pueden ser todos los alumnos, en las habitaciones nuevas. En cualquier caso, la entidad cuenta con habitaciones disponibles -que no han sido remodeladas- para acoger a los estudiantes si las obras no están listas para el inicio de las clases.

La residencia universitaria tiene habitaciones en la segunda planta del edificio, que ya están divididas y con baño, y que están en la fase de acabado, pero en la primera todavía los trabajos no han llegado a ese punto y se siguen levantando tabiques para albergar los baños.

"Igual que hicimos en la fase 1, le estamos dando prioridad en la obra a las habitaciones, ya que es lo que más trabajo lleva por las instalaciones. Las zonas comunes van en paralelo, pero, a veces, a remolque", comenta Cabana.

"Es un edificio de mediados del siglo XX, y en cualquier obra de rehabilitación siempre ocurren sorpresas, como que aparezcan trazados de instalaciones que se desconocían", relata la arquitecta técnica. La puesta en marcha de la residencia no depende ya de la Diputación, sino de la Universidad, que será la encargada de gestionar el espacio.