José María Bello empezó a trabajar en el Museo Arqueológico del castillo de San Antón en 1992, relevó interinamente en la dirección a Felipe Senén en 1996 y dos años después obtuvo el puesto de director por concurso de méritos. Hasta 2010 ocupó un despacho expuesto a gas radón que le ha producido cáncer de pulmón, del que fue operado este año. La Seguridad Social declaró su dolencia como accidente laboral. Se acaba de jubilar.

-"Accidente de trabajo". ¿Qué le pasa por la cabeza cuando la Seguridad Social responde así a su cáncer por exposición al radón?

-Fue una sorpresa muy grande y muy agradable, que recibí al volver de pasar una temporada en Bretaña este verano. Fue una inyección de ánimo después de una larga temporada en la que me sentí, creo que con fundadas razones, maltratado por la Administración.

-¿Qué opinan su médico y su abogado?

-No actué con abogado, fue todo particular y por vía normal, como ciudadano. Mis médicos, que son un porrón de ellos, manifestaron sorpresa y mucho agrado, y me animaron a que diese publicidad a la declaración de accidente de trabajo por ser un asunto muy desconocido y que en Galicia puede afectar a muchas personas, para mal en cuanto a la enfermedad, y para bien en cuanto a que la declaración supone una mejora de las condiciones económicas para las pensiones de incapacidad y de viudedad, sobre todo para las pensiones más bajas.

-En cuanto se le diagnosticó, ¿sabía que la causa era la exposición al radón durante catorce años o hubo más razones?

-Las causas de los cánceres solo pueden estimarse estadísticamente. Hay factores genéticos, ambientales, conductuales y personales. Para el cáncer de pulmón el principal factor de riesgo es el tabaco, el segundo el radón; el primero es conocido, el segundo está empezando a serlo. La combinación de tabaco y radón es letal; de ahí la necesidad de que las empresas tomen conciencia de esto y extremen las medidas de corrección y el seguimiento de los trabajadores en riesgo. Pero sí, claro que pensé en el radón, pues era consciente de haber recibido fuertes dosis durante años. Lo asombroso es que el Ayuntamiento no hubiese tomado ninguna medida.

-¿Qué síntomas tenía antes de saberlo?

-Ninguno. El tumor en el pulmón se descubrió en una revisión rutinaria, tuve la suerte de que estaba en estado inicial, lo que no es frecuente. Al cáncer de pulmón se le llama el asesino silencioso porque no da síntomas claros hasta que está muy avanzado y se han producido metástasis. Felizmente, a mí me lo descubrieron antes.

-¿Cómo se encuentra después de la operación y qué le han dicho los médicos?

-También tuve la fortuna de que me operasen los doctores Mercedes de la Torre y Ricardo Fernández, que forman parte de este equipo coruñés pionero que realiza una cirugía torácica mínimamente invasiva. Es increíble que por una sección mínima, de unos pocos centímetros, puedan extirpar medio pulmón en una operación nada carnicera. El postoperatorio fue indoloro y rápido, al cuarto día me volví a casa en el bus público. Son unos fenómenos y de un trato humano impecable. Al haber sido pillado a tiempo, no estaban afectados los ganglios ni había metástasis ni otros nódulos cancerosos, por lo que en principio parece que he quedado limpio. Cuando hay un cáncer de pulmón pueden venir más por las mismas causas, hay que estar en constante revisión. ¡Toquemos madera!

-¿Cómo acogieron su diagnóstico y su operación los compañeros del museo?

-Con la natural preocupación. Los trabajadores de este museo, injustamente abandonado, formamos desde hace mucho un equipo cohesionado, con magnífico ambiente y un comportamiento muy solidario. Si no fuese por el enorme voluntarismo, trabajando mucho más de lo obligado, el museo estaría cerrado. En todo momento supe que estaba acompañado por ellos y contaba con su apoyo y su cariño. Es mutuo. Haberlos tenido de compañeros fue un lujo y un hermoso regalo de la vida.

-A usted le reubicaron en el museo en 2010. A otros trabajadores también, según explica el Concello. ¿Se tomaron otras medidas?

-A mí no me reubicó nadie, lo que responde el Concello es falso. A mí simplemente me envió un correo el jefe de servicio trasladándome que de Personal le habían dicho que por el radón sería bueno que no usase mi despacho provisionalmente durante una temporada, en tanto hacían las obras que terminarían a finales de 2010. Y hasta hoy. También es falso que reubicaran a otros trabajadores, no los había. De seis trabajadores que tendría que haber en la parte técnico-administrativa, según la Relación de Puestos de Trabajo, solo existía yo. ¿Otras medidas? Se hicieron mediciones y estudios por una empresa, pero no se adoptó ninguna medida. Solo el correo electrónico citado, que no puede ser considerado como una reubicación.

-¿Qué le demanda al Ayuntamiento?

-Lo que llevo demandando desde hace siete años: que resuelva el problema del radón en el castillo de San Antón. Que el próximo director no pueda echarme en cara que le dejé un despacho lleno de radiaciones ionizantes. Que se encuentre con un lugar de trabajo limpio y seguro en el que su salud no corra riesgos. Que no tenga que hacerse un sitio en un rincón de la biblioteca sin medios y sin intimidad como me ocurrió a mí.

-Ha presentado denuncias a la Xunta y a Protección Civil. ¿Cree que prosperarán?

-No lo sé, no tengo experiencias previas con esos organismos, pero no tengo por qué dudar de su correcta actuación. El radón es un factor del que socialmente se está tomando conciencia y espero que obliguen al Ayuntamiento a hacer lo que hasta ahora no hizo: solucionar el problema, lo que en el caso del despacho de dirección parece francamente fácil y barato. Lo que falta es voluntad.

-¿Le ha respondido ya el Centro de Seguridad Nuclear tras decirle en julio que había solicitado información al Concello?

-No, ni creo que tenga que hacerlo. La pelota está ahora en juego entre el Consejo de Seguridad Nuclear, las Consellerías y el Concello. Pero por el tenor de la respuesta que me dieron creo que harán que se cumpla la normativa. El asunto nuclear es muy, muy serio como para tomarlo con la ligereza que estamos viendo en este caso.

-¿Cree que hay demasiados afectados por exposición al radón que no se han atrevido a reclamar?

-Más que no atreverse, es más bien una mezcla de desconocimiento y de falta de confianza en la Administración, ganada a pulso, y para muestra véase modelo adjunto. Cuando comenté con funcionarios y médicos que iba a solicitar el reconocimiento de accidente laboral la respuesta fue unánime: "Tú mismo, pero no te lo van a reconocer ni de coña". Y resultó que lo reconocieron a la primera sin más que ver los informes médicos y las mediciones. Por eso es importante que se sepa que es posible, que hay que intentarlo y que la Administración no siempre es un muro en contra del administrado.

-¿Falta tener conocimiento del verdadero riesgo que entraña la concentración de radón en Galicia, como cuentan los expertos?

-Sin duda. Todos los esfuerzos que se hacen en este sentido son positivos. Por mi parte estoy exponiendo mi caso ante asociaciones de pacientes, grupos de investigación de médicos, hospitales especializados y todo cuanto sitio se me ocurre donde pueda resultar de utilidad para alguien, además de en las redes sociales y en los periódicos.