El veterano helicóptero Helimer Galicia, reconvertido por lo que sea en el Helimer 209 se queda en A Coruña después de haber prestado una larga serie de inolvidables servicios humanitarios en Galicia y Asturias, fundamentalmente en la comunidad gallega. Y se queda, según fuentes del Ministerio de Fomento consultadas, en uno de los museos coruñeses. Probablemente, en el Aquarium Finisterrae. No será, definitivamente, ni en las inmediaciones del aeropuerto de Alvedro -donde ha tenido su base permanente- ni tampoco en las inmediaciones de la Torre de Hércules, en cuyos aledaños prestó uno de sus servicios más estimados e inolvidables: el rescate de parte de la tripulación del petrolero Aegean Sea o Mar Egeo, en aquella ocasión pilotado por el tristemente desaparecido comandante Joaquín Ortiz de Zárate, que pilotaba una aeronave similar cuando esta se precipitó el mar en las inmediaciones de la isla de Tenerife, en su tierra canaria.

El Helimer 209 no es, desde hace un tiempo, propiedad del Ministerio de Fomento a través de la Sociedad de Salvamento Marítimo, sino de la empresa Babcock (hasta hace escasos meses INAER). Esta sociedad estaba dispuesta a deshacerse del material aprovechable de radiocomunicación para, como en estas mismas páginas hemos dicho tiempo atrás, proceder a trasladar las piezas válidas como repuestos de otras aeronaves de Babcock. Mas, finalmente, los propietarios de la empresa han aceptado que el mejor lugar para lo que quede de la histórica aeronave es uno de los museos coruñeses, es A Coruña, donde siempre se le ha tenido como algo muy propio. Como ya había ocurrido anteriormente con la embarcación de Cruz Roja Blanca Quiroga, que también pasó a formar parte del patrimonio de una ciudad que le tributó un más que merecido homenaje con motivo de su "jubilación".

No iba a ser menos el Helimer 209, que también ha alcanzado su retiro merecido y, desde luego, la posibilidad de que muchos gallegos que visiten el museo en el que se instale toquen su fuselaje en reconocimiento a los muchos servicios prestados y las vidas salvadas en la mar.

En los primeros días de la semana próxima sabremos con exactitud cuál será la ubicación definitiva de esta aeronave que significará un atractivo más para el museo que la acoja. Se ha salvado el escollo más importante, al dar Babcock su consentimiento para que el Helimer 209 descanse entre nosotros y nos permita así recordar sus innumerables vuelos en misión de rescate o búsqueda de náufragos. Será otra historia, pero será "nuestro" patrimonio en tierra y cerca del mar.